Gustavo Guirin es cocinero de la Escuela de Policía (IseP) y en sus horas de descanso como muchos otros policías hace extras para ganar “un mango mas” con dignidad. Su ejemplo hoy es tenido e cuenta por muchos cadetes que saldrán como nuevos integrantes de la fuerza.
Por Alberto Martínez
El destino lo puso junto a otros tres compañeros en la tarea tantas veces prestadas por la policía de convertirse en “parteros”, sin titulo profesional en la medicina pero con la vocación de servicio a flor de piel y así colaboraron al nacimiento de una nena antes de llegar al hospital.
La ductilidad de los policías y su multifuncionabilidad hace que estas o tras tantas se visualicen casi a diario, esta vez como asistente en un parto, otras veces como psicólogos, otras como consejeros y tantas otras funciones que ayudan a la comunidad.
El caso de Guirin es en particular emblemático, su caso hoy resuena las aulas y los pasillos de nuestro máximo instituto de formación (ISEP) donde es cocinero y se encarga junto a otros trabajadores de prepara y servir la alimentación de nuestros hijos, los cadetes.
Ellos, jóvenes ansiosos de ejemplos ven en estos actos el modelo a seguir y eso esta bueno, esta bueno que haya una diferencia que aunque parezca mínima y no tengan los ríos de tintas que otros casos de malas conductas no dejan de cimentar la vocación que debe animar al policía.
Desde APROPOL saludamos a Gustavo y exhortamos a cada uno de los noveles integrantes de nuestra escuela a imitarlo.
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