Para los que creen que en cualquier situación se puede llevar adelante procesos para obtener y defender derechos y establecer claramente obligaciones les digo que están equivocados.
Por Alberto Martínez (*)
Los sucesos que se vienen desarrollando en la región y que incluyen como hoy un golpe de Estado en Bolivia por ejemplo son una expresión de un cambio de clima político en la cual los trabajadores policiales que decidimos ponernos de pie y luchar por nuestros derechos debemos movernos.
Claramente debemos decir que sin el respeto al orden institucional y el funcionamiento de los órganos de un Estado democrático nuestro proyecto es inviable. La sola ausencia de ello trae aparejado no solo el peor escenario sino el mas peligroso en especial para quienes lo encabecen.
Esta claro que nunca se ha respeta respetado cabalmente al policía o penitenciario como trabajadores, la lista de avasallamientos a nuestra dignidad es extensa y por muchos de nuestros lectores conocida y ello opero de una u otra manera en momentos democráticos y en otros donde gobernaron de facto nuestro país.
De todos modos sabemos por la experiencia de estas tres décadas de lucha que ante el advenimiento democrático argentino en 1983 la situación fue propicia para iniciar y llevar mas refinadamente la tarea de lucha por nuestros derechos y algo muy importante ademas, que se demarquen y reconozcan nuestro carácter de funcionarios civiles armados de Estado, de servidores públicos y las funciones de manera clara.
Se que vamos a convenir que no tocamos el cielo con las manos, que sufrimos persecuciones, perdidas de puestos de trabajo, de truncamiento de carreras y hasta cárcel por ello aun en épocas recientes y que fuimos los primeros sectores en que la elite política criminalizó y negó por vía del Código Penal el derecho a huelga; pero no es menos cierto que avanzamos como nunca en las conquistas.
Estas conquistas no solo se dieron en aumentos salariales, equipamientos, jornadas laborales concretas, carreras, etc; sino ademas en incipientes mecanismos de participación como los Consejos del Salario o acá en Santa Fe los Comités de Seguridad e Higiene en el Trabajo por ejemplo.
La misma elite política tomo nota de esa necesidad y hoy figuramos al menos en la agenda de muchos de ellos en cuanto al tratamiento de proyectos y soluciones. Saben que sin la policía no hay seguridad publica.
La misma Corte Suprema de Justicia de la Nación que fue adversa en e caso SIPOBA (sindicato de la bonaerense) reconoce la necesidad de una ley que demarque claramente el derecho que nos asiste como trabajadores.
En estos años la lucha se institucionalizo dentro de las reglas del juego, al amparo Constitucional y de las leyes nacieron las primeras organizaciones sindicales, luego nuestra federación argentina (FASIPP) y tiempo después la confederación (CTPPL) que nos agrupa a nivel latinoamericano. Atrás fueron quedando otras formas primarias que reconocemos como antecedentes valiosos como los autoacuartelamientos al amparo de los cuales conseguimos las primeras Leyes Orgánicas y de Personal (década del 70) pero que se diluían con el tiempo. Tengamos en cuenta que en la década del 80 en gobierno constitucional un primer esbozo de sindicato se dio en la CAPAPEP (Comisión Asesora del Poder Ejecutivo Provincial de Santa Fe) que funcionó poco tiempo pero que avanzo los primeros pasos.
Hoy el desafío es seguir avanzando como hasta ahora y para ello es necesario sostener claramente la institucionalidad republicana, la democracia como camino para elegir nuestras autoridades y la sindicalizacion como herramienta mas idónea, legal y legitima para que nosotros trabajadores obtengamos pacíficamente lo que nos corresponde.
Digamos con claridad que “No es lo mismo cerrar un portón” de una jefatura para reclamar un salario digno, viendo a la cara a nuestros conciudadanos con la confianza de que nos comprenden y apoyan y tomar de la mano al compañero sabiendo que nos une una legitima y pura aspiración a un reclamo justo a amotinarse para pedir la renuncia a un mandatario sirviendo de “idiotas útiles” de intereses que no son nuestros.
Son horas difíciles en la región, cada país tiene una situación muy especial pero la región un aspecto general que no escapa a nadie. Sepamos que si un gobierno no nos es beneficiosos o no nos respeta es por los votos y nunca por las botas.
Nuestros sindicatos son hijos directos y producto de la democracia y el Estado de Derecho.
Concretamente compañeros me prenuncio por la defensa del orden constitucional de cada país, por la vigencia de la democracia como camino de elección y en el esta de Derecho que nos asegure los beneficios de la libertad. Sin eso no avanzamos porque sabemos que a muchos un sindicato policial les molesta. Sepamos a quienes porque esos son nuestros enemigos (no importa sin son de izquierda o de derecha).
(*) Secretario General APROPOL
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