14 marzo, 2020

Las disputas por narcomenudeo y el asesinato del suboficial Ibarra

Chanchón Cantero fue condenado a 14 años por la ejecución mafiosa de un policía. Tiene 21 años y es hijo de Ariel "Viejo" Cantero, fundador de Los Monos; este viernes aceptó su responsabilidad como uno de los autores de los seis disparos que recibió un oficial en julio de 2019 en Larralde y Deán Funes. La Fiscalía enmarcó el móvil en peleas por la venta de drogas en zona oeste. 

 

Ariel Maximiliano “Chanchón” Cantero, hijo del Viejo Ariel (fundador de la banda Los Monos), fue condenado en un juicio abreviado a 14 años de prisión como autor de la ejecución del policía Cristian Ibarra, cometida en julio pasado en barrio Godoy.

También el joven aceptó responsabilidad por el hurto del arma reglamentaria de la víctima, cuyo asesinato la Fiscalía enmarcó en una disputa territorial por la venta de estupefacientes en el Fonavi de Monte Flores y Brasil.

Para el fiscal, los indicios probaron que el oficial de policía de 29 años –adscripto a la Oficina de Gestión Judicial (OGJ) en los Tribunales de avenida Pellegrini y Balcarce– junto con alguno de sus familiares comercializó drogas al menudeo en una zona regenteada por Chanchón. Luego surgieron diferencias por el pago para operar en ese lugar, que resultaron irreconciliables.

En la audiencia imputativa del 3 de septiembre pasado, cuando se sentaron en el banquillo de los acusados por la ejecución Chanchón Cantero, de 21 años, y Walter “Teta” D., de 33, el fiscal Miguel Moreno reconstruyó que el 22 de julio de 2019 a las 21.30 el policía Ibarra fue asesinado con seis impactos en la cabeza cuando se encontraba en el asiento del conductor de su Peugeot 308 negro, en Larralde y Deán Funes.

Tras los estampidos, una mujer llamó al 911 para advertir de la situación. Cuando los uniformados llegaron, les contó que se asomó y vio el auto detenido: tres de sus cuatro puertas estaban abiertas, las dos delanteras y la trasera del lado del conductor. Y agregó que alcanzó a advertir que desconocidos corrieron hacia la villa El Olivo.

Moreno continuó con un pormenorizado análisis de los indicios recolectados: del auto secuestraron dos teléfonos; ambos eran de la víctima, y en uno de ellos tenía comunicaciones con Chanchón. El fiscal agregó que en el interior del vehículo los investigadores hallaron ocho vainas servidas calibre 9 milímetros.

La ejecución y el narcomenudeo

El día de su asesinato Ibarra hizo varios recorridos en su vehículo, que comenzaron a las 20.38. Estas idas y vueltas fueron tomadas por diferentes cámaras de seguridad, mientras él le comunicaba todos sus movimientos a su pareja.

La mujer contó que Ibarra debía encontrarse con Chanchón, ya que lo había escuchado hablando por teléfono. Agregó que también le dijo que lo iba a pasar a buscar para resolver un problema, y que tenía que hablar con un tal Venezolano.

En la causa hay dos testigos de identidad reservada que describieron el entramado en la venta de drogas al menudeo. En la casa de uno de ellos paró Ibarra antes de ir al encuentro que le resultaría fatal.

Esta persona contó en Fiscalía que el día del hecho Ibarra tenía que hablar con “un tal Chanchón, hermano de Tartita, ambos hijos del Viejo Cantero”.

Según el fiscal, en su declaración el testigo le pidió a Ibarra que no fuera, pero la víctima le hizo escuchar un audio de Chanchón en el que ya le había dicho que agarraba Circunvalación y le iba a avisar cuando llegara a su casa.

Ibarra le contó a esta persona que tenía que hablar con “un venezolano o un colombiano”. El fiscal aclaró que esta persona también era conocida con esos dos apodos y también como “el Dominicano”.

La venta de drogas

El otro testigo de identidad reservada describió que Ibarra, junto a un tal L.R., estaban a cargo de la comercialización de estupefacientes al menudeo en la zona de Monte Flores al 7200, y un tal Enano David era el encargado de efectivizar las ventas, reprodujo Moreno, para agregar que esta persona especificó que esa zona era “propiedad de Chanchón”, hijo del Viejo Cantero, y que al momento de su declaración la mujer de L.R. seguía explotando ese territorio para el narcomenudeo junto con un tal Dominicano.

Con respecto a los roles, esta persona agregó que el Enano David vendía para L.R., pero en el último tiempo había comenzado a vender para Ibarra.

Además, el testigo dijo que en el barrio circuló el rumor de que el Enano David le llevaba las cosas al Colombiano, quien está asociado o vende para Chanchón.

En tanto, en otra entrevista declaró que Chanchón mató a Ibarra, según los rumores, junto con el Colombiano. “Este último está siempre con el Enano David, que vende con su pareja y su cuñado en su casa”, explicó en su declaración el testigo.

El móvil: el pago para estar en la zona

Según la Fiscalía, en su testimonio esta persona aportó un posible móvil: Chanchón todos los martes le cobraba la zona al policía Ibarra. El día del crimen, los dos iban a encontrarse para arreglar problemas que habían surgido en el Fonavi, delimitado por las calles Monte Flores, México, Viamonte y Brasil, de zona sudoeste.

Con base en esta declaración, el consorcio 5 era de Ibarra y una semana antes se lo habían sacado. Entonces, Ibarra y L.R. se fueron a vender por el otro lado, por Viamonte, a través del Enano David.

Chanchón y el Colombiano llevaron su gente e hicieron lo mismo pero en la cuadra paralela, Monte Flores, dijo el testigo ante los pesquisas, para señalar que Chanchón y el Colombiano fueron a apretar al Enano David para que no vendiera más.

Fue en el marco de esta situación que las advertencias le llegaron a Ibarra, y éste mandó un mensaje para que le dijeran al Enano David que se quedara tranquilo, que iba a ir a arreglar el tema, concluyó el declarante.

Chanchón y el teléfono

De las conversaciones que se rescataron del celular de la víctima, una de ellas se registró el día de la ejecución y tuvo como interlocutor a un tal Agus. Este último le dijo que estaba afuera pero que no había nadie trabajando, que el Enano estaba durmiendo y el resto tomando mates adentro, y advirtió que había ido el Colombiano y no los había dejado que laburaran.

También hallaron otras comunicaciones con Chanchón. En ellas, Ibarra le preguntó en la tarde del crimen por el Colombiano, y le dijo que le iba a caer en la casa.

Chanchón le pidió que aguantara, que iba a ver los pájaros y le avisaba. A las 19.56, Ibarra le reenvió a Chanchón un mensaje del Enano David que decía: “Vino el Dominicano y Chanchón, acá a mi casa. No quieren que labure porque si ven a alguno de los pibes le van a dar un palazo. Dijeron que cuando estén laburando afuera le van a pegar un tiro porque dicen que tienen que pagar la zona”. A lo que le agregó que después “fue Tito a hablar con él para decirle que no esté vendiendo ahí porque iba a pasar y le iba a dar un palazo”, reprodujo el fiscal Moreno sobre el contenido del mensaje que atribuyeron al Enano David, quien le pidió a Ibarra que se fijara cómo solucionarlo.

En ese marco, Ibarra habló con un hombre que la Fiscalía identificó como Chanchón. El interlocutor le dijo a Ibarra: “No, no, no, amigo. Decile a tu gente que no sabía. Con el único que fui a hablar fue con Tito –cuñado de Ibarra–. Está confundido ese hombre”.

Tras lo cual Ibarra le mandó un mensaje al Enano David diciendo que se quedara tranquilo que “iba a bajar Chanchón y el Dominicano y le iban a decir que podían vender tranquilos”.

El otro imputado

El otro acusado en la audiencia fue Walter “Teta” D., quien fue imputado y quedó en libertad a la espera del juicio oral, según indicaron voceros del Ministerio Público de la Acusación (MPA).

Este hombre quedó involucrado en el caso por una conversación que se produjo al día siguiente del crimen, cuando habló con un número agendado como Chanchón. En esa comunicación, Walter le dijo que lo corrió la Policía y le comentó: “¿Viste que le echan la culpa al Tito?”.

“Acá anda la gorra a full, se ve que estoy nombrado y que me buscan los hermanos”, por los familiares de Ibarra, también policías, fue la respuesta del interlocutor, sindicado por la Fiscalía como Chanchón.

El fiscal explicó que por una conversación anterior determinaron que el interlocutor de Chanchón era Walter, un hombre al que apodan Teta y quien tiene una condena cumplida de 11 años, y en proceso otra causa por homicidio culposo. En esas escuchas surgió que Walter iba a “guardar algo”.

Moreno también citó un informe policial que sindica como posibles autores intelectuales a Tito, cuñado de la víctima, y a Toro, junto con los hermanos Chanchón y Tartita, aunque desde la Fiscalía indicaron que, además de Walter, hay otra persona prófuga de la Justicia.

El abreviado

A seis meses de esta imputativa, la defensa, representada por el penalista Carlos Varela, y el fiscal Miguel Moreno presentaron un acuerdo abreviado: Ariel Maximiliano “Chanchón” Cantero, de 21 años, aceptó la pena de 14 años de prisión por el homicidio de Ibarra, agravado por el uso de arma de guerra y hurto calamitoso, ya que tras acribillar al policía le robaron el arma reglamentaria.

En ese marco, el tribunal –integrado por los jueces Juan José Alarcón, José Luis Suárez y Héctor Núñez Cartelle– resolvió este viernes a las 14.30 aceptar el procedimiento abreviado en una audiencia llevada a cabo en el Centro de Justicia Penal.

 

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Fuente: El Ciudadano

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