Mientras compañeros se rompen la ropa en la calle, algunos hace dos décadas la pasan muy bien; de acá para allá, siempre buscando atajos con algún guiño superior. Su último destino fue la subjefatura y alguna carpeta medica dando vueltas.
El "fantasma", más ocupado por su criadero de pollos, o el autoservicio, o ser entrenador de fútbol; cualquier cosa con tal de no trabajar de policía; es ese oficial pasa mes a mes por el cajero a cobrar de tal. Los policías de la Unidad Regional IV, se hartaron y quieren hacerlo saber. ¿Que hace la jefa? Aparentemente, nada.
C.C., cuando los gremios policiales comenzaron a sacar a la luz a los fantasmas, intentaron visibilzarlo asignándole servicios en la División Logística, pero a pesar de las pocas horas, y como si comandara la unidad, dijo que no le gusto el lugar, por eso prontamente fue traslado a la patrulla rural, donde solo iba dos horas; aún así no quiso trabajar, y termino siendo "secretario" del Subjefe de la unidad.
Podríamos hacer un desafío, preguntándole a la titular de la Unidad Regional IV si sabe dónde, como y cuando trabaja este oficial, seguramente no sabrá que responder y sus dichos contrastan con los registros en los libros, o los testimonios del personal que se ve afectado por este tipo de "beneficios", a lo mejor si pasamos por la Ruta 33, lo encontremos.
¿Se paga por no trabajar?
La pregunta casi que es retórica, porque como piensan los policías que se calzan el uniforme; cuál es el negocio de la jefatura, o de algún jefe, que un empleado no trabaje, si le genera problemas en recursos humanos, celos con otros policías, e incluso el no saber donde esta realmente físicamente, es un riesgo; recordemos que la justicia de Rosario investiga a una empleada policial que estaba radicada en Brasil, pero cobraba el sueldo en nuestra provincia.
La única razón que este tipo de anomalías se de, es porque se paga por no trabajar, o hay razones materiales de otra índole, donde la sociedad jefe-subalterno tiende a ser algo muy conveniente para ambos; pero muy perjudicial para el resto de los empleados que si trabajan, que están expuestos a las vicisitudes de la calle; y que faltan muchas noches de sus hogares, haciéndole honor al uniforme.
En Caseros pasan cosas, y hay quienes no lo ven; quizás autoridades policiales provinciales o del Ministerio de Seguridad, deberían ponerle más aumento a la lupa, para que el mensaje de que protegen verdaderamente a los policías son ciertos.
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