Investigan el robo de municiones en el Batallón de Ingenieros de Montaña 6, en Neuquén. (foto ilustrativa).
Por Daniel Gallo
Un importante robo de municiones fue detectado en las últimas horas en el Batallón de Ingenieros de Montaña 6, de Neuquén. La Justicia federal tomó intervención en el tema, según pudo confirmar LA NACION de fuentes que están al tanto de la investigación en desarrollo. El episodio fue descubierto cuando se realizó un recuento del material ubicado en el polvorín de Zapala, que forma parte de la unidad del Ejército con el comando ubicado en Neuquén. Se trataría del robo de más de 25.000 municiones 7,62mm de FAL.
La situación se precipitó cuando fue convocado por sus superiores el suboficial a cargó del arsenal. En ese momento no solo se descompensó, sino que confesó que había preparado explosivos para hacerlos estallar en su vehículo, estacionado frente a la guardia del regimiento. Expertos antibombas de la policía provincial, con apoyo de la Policía Federal Argentina, hicieron detonar ese artefacto que estaba diseñado para ser activado con la batería del vehículo. Ese aparato explosivo estaba integrado por 1,3 kilos de tritonal.
La intención de ese suboficial habría sido suicidarse. Quedó internado en un hospital local, en condición de detenido. Fuentes vinculadas con la investigación confirmaron que se trata de un sargento ayudante postergado en las listas de ascensos, ya que estaba bastante "pasado en años" en ese rango. Era el encargado de la munición de la unidad militar y habría sido identificado con las iniciales A.Q. (nr: de apellido Quintana, es Sargento Ayudante).
Ese suboficial tenía en su casa, incluso, algunos proyectiles de los cañones de Artillería Antiaérea FLAB KAN 54, de 20mm.
En la vivienda de ese sargento ayudante se encontraron, además, municiones, pero en pequeñas cantidades. Tenía allí balas de calibre 7,62 para completar seis cargadores de FAL y proyectiles calibres 9mm y 11.25 para llenar cuatro cargadores.
La causa quedó en manos del juzgado federal de Neuquén N° 2, a cargo de Gustavo Villanueva, donde el expediente fue caratulado, en principio, como "intimidación pública y averiguación de hurto".
La institución castrense emitió el sábado a la noche un comunicado sobre la situación vivida en la unidad militar. "El Ejército Argentino informa a los medios de comunicación que el día 23 de octubre, en instalaciones del Batallón de Ingenieros de Montaña 6 -ubicado en la ciudad de Neuquén- se inició una actuación de justicia militar con motivo de registrarse un presunto faltante de munición”.
"Por tal motivo, se da intervención al juez federal a fin de iniciar el proceso de esclarecimiento del hecho, haciéndose presente en la unidad junto con el Comandante de la Brigada de Montaña VI y la fiscal de turno. Tras las medidas tomadas, el Ejército Argentino se encuentra a disposición de las autoridades judiciales a fin de colaborar con una pronta resolución de lo sucedido".
Un problema repetido
Esta clase de robo queda, en general, al descubierto cuando se realiza un conteo de cada arma y se abren las cajas de municiones para verificar que se encuentren completas. Esa clase de inspección es al azar y no en forma constante por las dimensiones del arsenal militar. En forma más cotidiana se realiza un recuento de cajas, sin proceder a su apertura. De todas maneras, hay sistemas de controles cruzados para evitar casos de corrupción, aunque en este caso algo falló.
Algo similar sucedió en 2015 en el Batallón de Arsenales 603 "San Lorenzo", donde se produjo un "faltante" de 20.000 balas de calibre 9 milímetros. El Batallón está ubicado en Fray Luis Beltrán, a unos 15 kilómetros de la ciudad de Rosario, en Santa Fe.
En Santa Fe también se descubrió en agosto pasado una fuerte irregularidad entre la cantidad de balas supuestamente compradas en 2018 para la policía provincial y los proyectiles que fueron contabilizados en una inspección. Ese recuento del arsenal policial santafesino determinó un stock de 102.118 municiones, mientras que los papeles figuraba la adquisición de un millón de balas.
En el caso descubierto en Neuquén se trataría de munición para fusiles automáticos, por lo que su comercialización a bandas locales podría darse por descartada, ya que solo un puñado de FAL fueron descubiertos en manos de narcos que operan en el país. Diferente es el caso de organizaciones criminales más complejas, como las que desde Brasil se expandieron a Paraguay. Una investigación reciente demostró que tanto el Primer Comando Capital (PCC) como el Comando Vermelho buscaron armas y municiones de guerra en la Argentina.
En ese aspecto, resulta interesante el hallazgo de proyectiles de 20 mm que el suboficial detenido en Neuquén tenía en su casa. Es que en 2019 quedó al descubierto un importante tráfico de armas que se estaba desarrollando en ese momento, en el que quedaron involucrados armeros y coleccionistas de armas en varias provincias. Uno de los materiales encontrados en Tandil fue un cañón antiaéreo Oerlikon, robado del arsenal militar y que emplea las municiones 20 mm como las que fueron encontradas en la vivienda del sargento ayudante. Los investigadores de ese caso habían determinado que esa pieza de artillería ya había sido ofrecida al Comando Vermelho a un precio de US$ 1.500.000.
En este caso la investigación aún da sus primeros pasos.
Según fuentes propias: “Quintana (foto) es un mecánico en municiones y explosivos y no habría actuado solo”, los “Proyectiles de cañones antiaéreos FLAB KAN de 20 milímetros son los que utilizan elementos de las FARC que están instruyendo a los subversivos chilenos (también miembros del MIR), en la utilización de explosivos y uso de armas largas como AK 47 y FAL (también utilizarían AK 47 de origen chino). y los explosivos obtendrían no solo de las minas chilenas (también obtienen del lado argentino)”.
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Fuente: La Nación / Propias
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