Fue habilitado para trabajar de civil hasta que la fuerza le provea la indumentaria. (NOTA DE ARCHIVO 2002)
Por José E. Bordón
La policía santafecina autorizó a un suboficial de la fuerza, con 27 años de servicio activo, a que cumpla sus funciones sin lucir el uniforme correspondiente porque, como consecuencia de la crisis económica, no puede disponer de los 430 pesos que suman la compra de la vestimenta, desde los borceguíes hasta las esposas.
Al parecer, el suyo podría no ser el único caso. Entre el jueves y el viernes de la semana última, 300 efectivos policiales realizaron idéntica presentación en Rosario, y esta semana se espera que un número similar de policías se sume, con iguales solicitudes, en los departamentos del centro-norte de la provincia.
"Le soy sincero porque conozco la situación que está viviendo la familia policial. Hoy, creo que entre el 90 y el ciento por ciento de los oficiales y suboficiales no está en condiciones de comprarse el uniforme", confió a LA NACION el sargento primero Mario Ramón Carruega, el hombre que fue autorizado a trabajar vestido de civil, gracias a un dictamen favorable de la Asesoría Legal de la Jefatura de Policía de Santa Fe.
La mitad del sueldo
Carruega, de 48 años, casado y padre de tres hijas, vive en Laguna Paiva -46 kilómetros al norte de esta capital-, donde desde hace 15 años presta servicios en la comisaría 13a.
Percibe un sueldo de bolsillo de unos 800 pesos. "Pero no estoy en condiciones de disponer de 443 pesos para comprarme el pantalón ($ 50), la camisa ($ 30), los borceguíes ($ 120), el conjunto de chaleco, portacartucho, portapistola y cinto ($ 70), además de la tricota ($ 45), el anorak ($ 78), la gorra ($ 10) y las esposas ($ 40). Presenté el caso ante la superioridad y se me autorizó a trabajar vestido de civil", explicó el policía.
El dictamen al que alude Carruega -firmado el 12 del mes último- establece la autorización al jefe de la dependencia donde presta servicios el demandante para que se lo exima de lucir el uniforme y los accesorios hasta tanto esos elementos le sean provistos por la superioridad, es decir, por la policía de la provincia.
El hábito y la necesidad
"Esta situación en la que éramos los propios policías los que comprábamos el uniforme comenzó hace unos 12 o 15 años. Entonces, el que necesitaba una camisa más para cumplir con un servicio adicional se la compraba sin esperar que la fuerza se la entregara. Pero con el tiempo se convirtió en un hábito. Como están las cosas hoy, ya es imposible seguir haciéndolo", afirmó el suboficial.
"Llegó el momento de exigir lo que nos corresponde. Entiendo que como policía tengo obligaciones, pero también considero que tengo derechos. En este caso, es deber de la policía provincial la provisión del uniforme", puntualizó Carruega, que también se desempeña como secretario de Asuntos Laborales de la Asociación Profesional Policial de Santa Fe (Apropol), una suerte de sindicato de policías.
El suboficial tiene en claro el derecho que le asiste.
"No se puede seguir obligando al policía a que se compre el uniforme, porque no se lo permite su salario. Espero que le den curso a la petición, porque la resolución establece con claridad que no se exigirá que yo use uniforme hasta tanto el mismo sea provisto. Es una responsabilidad del Estado", consideró.
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