Por Miguel Zalazar
Es probable que los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra comiencen a darse cuenta, cuantas pistas falsas les daba Marcelo SAIN a través del ministerio de seguridad primero, y de Organismo de Investigaciones en el último tiempo, antes de ser destituido; y que los han llevado a estos muros de roca solida con los que se golpean la cabeza; y donde una magistrada con mayor amplitud de criterios analiza los casos, y termina poniendo claros sobre oscuros.
Todos sabíamos que el relevo de Ariel ZANCOCCHIA de la subjefatura de policía, no era una causa judicial que estaba siendo investigada y bajo la lupa, como un caso grave; en absoluto; se trató de una cuestión política urdida por SAIN, primero para poner sobre relieve un supuesto de “corrupción policial a alta escala”, y así disimular la antesala de su salida del gobierno; y a su vez debilitar a Jorge LAGNA quien ya tenía el visto bueno de PEROTTI para asumir la Cartera de seguridad.
Los fiscales Edery y Schiappa Pietra han ido decreciendo en sus rutilantes apariciones en los medios con “casos resonantes”, desde que el ex ministro y ex director de Organismo de Investigaciones cayó en desgracia. Es una rara coincidencia, o es que antes como muchos sospechan “se armaban causas”.
Lo cierto es que ayer la Jueza de Primera instancia Dra. PAULA ALVAREZ, resolvió no hacer lugar a las imputaciones por esos delitos a Ariel Zancocchia, Cantero Sergio, Rosimvalle Martín, Fernández Francisco, Vega Daniel, Molina Martín, Savani Débora. Además, no autorizó las medidas cautelares pedidas por los fiscales.
Más allá de los tecnicismos jurídicos que invocó la magistrada, puede leerse entre líneas, algo así como, "a otro perro con este hueso”; dejando traslucir quizás, que la causa no tenía sustento alguno; y quienes transitamos tribunales podemos pensar que quizás la jueza no fue más allá para no poner en ridículo a los fiscales; el receso de cinco minutos no es un dato menor.
SAIN UN ANTI POLICIA CONDUCIENDO LA POLICIA
Omar PEROTTI ha sido un gobernador que ha fracasado constantemente en la gestión, y con problemas en todos los ministerios; en el más sensible quizás, el de seguridad, cometió el peor error, poner a SAIN, que no solo es un detractor de las fuerzas policiales, sino que hasta a él mismo lo humilló, a tal punto que ahora aparece como uno de los espiados en la denominada “causa espionajes”.
SAIN, asumió la gestión con una fuerte presión sobre los jefes policiales, donde no titubeo en llamarlos delincuentes, e incluso de jacto de remover a casi treinta oficiales superiores por “chorros”, y que todos iban a quedar presos; eso no existió nunca, y solo quedó en aguas de borrajas; porque el ex ministro se manejaba así, violento, prepotente, mal educado, grosero; y a su vez, quien más escondía su perfil delictual era el mismo; las causas que hoy lo acorralan así lo demuestran.
SAIN sabía que había una investigación sin sustento contra ZANCOCCHIA, que no ameritaba investigación alguna, de hecho, por eso los fiscales la habían dejado para que el paso del tiempo legal la hiciera decaer; y el propio ministro pone en funciones al oficial superior como subjefe de Policía, porque no había nada que endilgarle.
Pero SAIN no se iba a ir del ministerio sin hacer daño, sin perjudicar a alguien; y obvio que debía levarse la cocarda de arrastrar un jefe; y eligió a alguien con mucho peso institucional, que tenía buenas relaciones con el futuro sucesor; que tenía ascendencia sobre el personal, en comparación con CHIMENTI. La jefa comenzó a sentirse entre celosa y desplazada; así que, a su propio par, a su subjefe y compañero de promoción, le puso un moño y junto al ex ministro lo entregaron a los leones de los portales periodísticos; esos mismos medios que hoy no han escrito una sola línea; pero han puesto la noticia en las tapas de diarios impresos.
Hoy la mentira de SAIN quedó al desnudo, como otras tantas; quizás con el devenir del tiempo, los policías mancillados solo tengan, a posibilidad de un resarcimiento económico; pero eso no resuelve la afección personal, familiar, laboral que te causa un desquiciado fuera de control.