Los datos se desprenden del informe de la tercera autopsia practicada por peritos del Cuerpo Médico Forense y la Morgue Judicial de la Nación, con la presencia de peritos de parte que firmaron en conformidad.
Por Alejandra Ojeda Garnero
A paso lento pero firme continúa el juicio por la muerte de Franco Casco ocurrida en octubre de 2014. El joven oriundo de Florencio Varela había llegado a Rosario a fines de septiembre de ese año y a los pocos días se comunicó con su familia en Buenos Aires para manifestarle la intención de volver, pero de acuerdo a los mensajes de texto que intercambiaron, le pidieron que permanezca en la ciudad. El chico hizo caso omiso y en la tarde del 6 de octubre se fue de la casa de su tía y no se supo nada sobre su paradero hasta que apareció su cuerpo sin vida flotando en las aguas del río Paraná, 24 días después. Conclusión sigue siendo el único medio que se encuentra presente en el debate que se desarrolla en los tribunales federales de Oroño al 900.
Según consta en el expediente, el 7 de octubre alrededor de las 13 un llamado al jefe de la comisaría séptima, Diego Álvarez le dio aviso sobre la presencia personas que le resultaron sospechosas en la zona de Alsina y Castellanos. Ese llamado derivó en la detención de Franco Casco por averiguación de antecedentes y resistencia a la autoridad por resistirse a identificarse y arrojar un objeto contundente hacia los uniformados. Luego de los trámites de rigor, y según consta en el libro de la comisaría, se le otorgó la libertad a las 22,05 sin formación de causa.
Luego de 24 días sin saber sobre su paradero, el cuerpo sin vida apareció en el río Paraná. En un primer momento se realizó la autopsia de rigor, como en todo caso de sospecha de muerte violenta, a un cadáver NN, en el cual se concluyó “causa indeterminada de muerte” y se solicitaron estudios complementarios, que luego determinaron que le joven murió ahogado. También se realizaron pericias odontológicas. Si bien los estudios de diatomeas, que son los que confirman con mayor certeza la muerte en un medio líquido, arrojaron un resultado negativo, no se pudo concluir que fuese por la ausencia de las mismas, sino que se debió a la escasa cantidad de muestra de médula ósea enviada al laboratorio para realizar dicha pericia.
En este derrotero, se realizó una segunda autopsia el 3 de noviembre de 2014, en Junta Médica, con la presencia de peritos y expertos de las partes, representantes del Poder Judicial (Ministerio de Defensa y Acusación). En la misma, se realizó un nuevo screening radiológico y un proceso tanatológico exhaustivo. El resultado del informe radiológico como el de la Junta Médica, que fue firmado por todos en conformidad, reveló que el cuerpo no presentaba signos ni señales de trauma óseo de interés médico legal. Además, debido al avanzado estado de descomposición del cuerpo no se pudo determinar con precisión la causa de muerte, y se solicitaron nuevamente estudios complementarios.
El 8 de julio de 2015 se realizó la tercera autopsia al cuerpo de Franco Casco. En la misma participaron los peritos tanatólogos, Roque Nigro y Cristina Bustos, el antropólogo forense Norberto López Ramos, Adriana D’addario, quien estuvo a cargo de los exámenes histopatológicos, la bioquímica Clara Pereira a cargo de los estudios toxicológicos, la odontóloga forense Marta Maldonado, y Susana Medavar a cargo de los análisis químicos, todos pertenecen al Cuerpo Médico Forense y Morgue Judicial de la Nación, quienes brindaron su testimonio frente al tribunal integrado por los jueces Otmar Paulucci, Ricardo Vázquez y Eugenio Martínez.
La teoría acusatoria asegura que el joven fue detenido en la noche del 6 de octubre en la comisaría séptima donde murió bajo tortura, y para ocultar el hecho los policías lo arrojaron al río. En cambio, los acusados sostienen que el joven fue detenido el día 7 al mediodía y salió en libertad horas más tarde, a las 22,05. Los estudios realizados en las distintas autopsias pretenden echar luz sobre la causa de muerte, es decir si murió bajo tortura y fue arrojado sin vida al río o si cayó al agua con vida y murió ahogado.
Para encontrar mayor certeza sobre la inicial “causa indeterminada de muerte” informada en la primera y segunda autopsia, se realizaron estudios histopatológicos, específicamente sobre las muestras de pulmón y el estudio de diatomeas, que ya fue ampliamente explicado por la especialista en el tema en otra audiencia de este juicio. También se realizó un exhaustivo estudio radiológico, toxicológico y químico en busca de otras sustancias que podrían haber causado la muerte. Nada de eso se halló. Los resultados indicaron que la muerte se produjo por asfixia por sumersión y afirmaron que tampoco se detectaron lesiones perimortem, ni trauma óseo, lo cual también descarta la hipótesis de la acusación que sostiene que fue torturado hasta la muerte. Dicho informe realizado en Junta médica con la participación de peritos de parte, fue firmado por todos en conformidad.
En ese sentido, se explayó la Dra. Adriana D’addario quien realizó el informe histopatológico con las muestras de pulmón y block visceral cervical con el fin de determinar si existió la asfixia por sumersión o asfixia mecánica por ahorcamiento, en la que generalmente se observa la rotura del hueso hioides. En este sentido la especialista informó “sin particularidades”.
A la vez explicó en detalle a que se refirió al informar dicho resultado: “Se tomaron placas radiográficas en la sala de autopsia, y los resultados arrojaron que no tenía ninguna lesión de hioides”, según arrojó el examen macroscópico. “El hueso hioides se halla en el tercio superior de la laringe, de posición horizontal, entre las cervicales uno, dos y tres”, explicó.
En el examen microscópico del tejido pulmonar observó “áreas de sobredistensión alveolar, ruptura de tabiques alveolares los cuales se hallan adelgazados y focos de hemorragia intersticial. Adelgazamiento”, según el informe. En la audiencia, D’addario explicó que el cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición por haber permanecido tantos días en el agua, pero a pesar de ello se han podido observar “elementos como la ruptura alveolar y el adelgazamiento” que constituyen “marcadores” de la asfixia. A la vez existen otros marcadores, que corresponden a otra especialidad.
“El pulmón es un órgano de patrón de asfixia, tiene sus patrones característicos como el adelgazamiento de los tabiques y la ruptura de cavidades alveolares que es un patrón de la asfixia por sumersión”, indicó.
La controversia surge sobre la causa de muerte: “La discusión es si murió por asfixia por sumersión o no, pero al tener las diatomeas negativas allí se presenta la discusión, por eso va a quedar la duda, porque al ser la muestra insuficiente eso siempre va a quedar en la duda. Pero a la vez, no puede tomarse como válida porque la muestra no fue suficiente. Si no existieran las diatomeas, no tendríamos esta discusión”, aseguró la perita.
También participó de la tercera autopsia el médico forense Norberto López Ramos. Estuvo a cargo del escaneo radiológico completo del cuerpo, con la finalidad de hallar traumatismos perimortem, cuyo informe muestra que “el estudio de los restos óseos no permite establecer la causa de muerte a partir del análisis osteológico”, es decir no se encontraron lesiones óseas.
“Las lesiones perimortem son las que ocurren en el momento cercano a la muerte y que habitualmente pueden constituir causa de la misma, por eso su importancia. No hubo en este caso”, indicó el médico frente al tribunal.
El médico legista Roque Nigro también participó de la tercera autopsia, como tanatólogo junto a su par Cristina Bustos, y ambos coincidieron en que aplicó el protocolo de Minnesota, en los restos esqueletizados, que “al examen no presenta lesiones óseas traumáticas”.
Otro examen que se realizó al cuerpo de Franco Casco fue el odontológico, que ha sido materia de controversia a lo largo de toda la investigación. A cargo de dicha pericia estuvo la odontóloga forense Marta Maldonado, conocida por haber participado como perito auxiliar en la tragedia de LAPA, para realizar la identificación de las víctimas. Allí por error, se cruzaron los datos de los fallecidos y algunas víctimas fueron a entregadas a otras familias. La especialista argumentó que hubo errores en los datos que facilitaron los odontólogos en las historias de sus pacientes. Luego los estudios de ADN subsanaron el error, pero las familias ya habían realizado la inhumación de una persona ajena a su entorno.
En la práctica que realizó en este caso, el informe despertó también controversias, debido a la presencia o ausencia de piezas dentales, antes o después de la muerte, y si existió o no trauma. Como ya se dijo, la teoría acusatoria afirma que Franco Casco fue torturado, y algunos testigos mencionaron que “escuchamos un golpe seco y después silencio”, con lo cual los acusadores infieren que “le estamparon la cabeza contra la pared” y eso provocó la pérdida de las piezas dentales.
La odontóloga Maldonado indicó que realizó una “observación a ojo desnudo” donde constató la presencia de “fisuras y microfracturas longitudinales”, que luego corroboró con “una lupa de librería”, porque “no contamos con elementos muy sofisticados”.
Sobre el método empleado para realizar la pericia, la especialista dijo que “los implementos técnicos son la visión directa. Se observa que hay alveolos abiertos y eso indica que la pieza se perdió y uno observa con lupa para ver que lesiones hay”.
Sobre la pérdida de las piezas dijo que “hubo tejido reconstructivo porque no se perdieron los bordes de los alveolos, el tejido está en constante remodelación ósea y se produce en días a dos meses”, es decir que en el caso de Franco Casco esa lesión se habría producido entre 6 y 15 días antes de la muerte, “porque sino no se hubiese advertido”, lo cual, en el caso de existir la lesión fue producida varios días antes de pasar por la comisaría séptima.
En el informe también indicó que el joven presentaba periodontitis, es decir “una enfermedad que afecta al tejido que es sostén del diente, que produce una retracción gingival que provoca la pérdida de una pieza dentaria”, también presentaba el “fenómeno del diente rosa”, que ocurre post mortem en algunos casos de asfixia por sumersión.
A su turno, la bioquímica Clara Pereira explicó que participó en la autopsia para realizar los exámenes toxicológicos, con métodos de identificación para distintos tipos de sustancias, pero el resultado arrojó que “no se ha registrado la presencia de compuestos o elementos de importancia toxicológica”.
“Se buscaron fármacos alcalinos, estupefacientes, y otro tipo de sustancias a través de la cromatografía”, pero el resultado fue negativo en todos los casos.
Las muestras utilizadas fueron insuficientes, incluso algunas jeringas llegaron vacías, detalló.
La licenciada en ciencias químicas Susana Medavar realizó el estudio para determinar la presencia de plancton mineral en el cuerpo, pero el resultado fue negativo.
A diferencia de las diatomeas, el plancton mineral que no tiene presencia de ser vivo en su constitución. El plancton mineral es la parte mineral silícea, es decir solo arena. Tampoco en este caso hubo abundancia de material, «la muestra fue de cavidades cardíacas y en escasa cantidad», indicó la profesional.
Fuente: Conclusión
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