No quieren irse con el deber cumplido

Vaya el ejemplo del director general Andres LASTORTA, director de bomberos zapadores, tienen treinta y tres años en la fuerza, pero no ha tomado la decisión de dar un paso al costado; más aún, recientemente se confeccionó una lista de pases a retiro; y su nombre “casualmente”, fue quitado de esa nómina. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué hay funcionarios que necesariamente piden por ellos? ¿Por qué son indispensables? Claro que no; esto pasa porque no hay respeto por la profesión no por el otro u otra; sino que hay un ciego egoísmo de seguir queriendo estar; y porque se han ocupado quizás de no preparar ni su salida, ni sus relevos, o porque solo estando en determinados cargos les trae un “beneficio extra”.

 

Con la actual Ley de Personal, ya se avizoran cuellos de botella en jerarquías intermedias, y se agudizará cuando en unos años las haya en la de oficiales superiores; es que lejos han quedado aquellas promociones de 100 cadetes de la Escuela de Cadetes; hoy las promociones del Instituto de Seguridad Pública (I.Se.P.) son de casi 900 suboficiales.

 

Lamentablemente, mientras no haya una política de seguridad pública que tenga como meta la carrera policial, hemos de asistir a estas conductas de poca moral, donde solo importan los individualismos y no la parte colectiva.