En medio del escándalo mediático por la licitación fallida de chalecos balísticos para la Policía de Santa Fe y su íntima relación con el sistemico problema de la sub- ejecución presupuestaria en materia de seguridad nos surge una pregunta inquietante que nos interpela como institución.
Por Walter Bravo
Si nuestros oficiales superiores - J.P.P. y Plana Mayor - no están a la altura de las circunstancias por su insolvencia técnica, sin decir ya moral, ¿para que están?
Es un secreto a voces, conocido hasta por el último vigilante de la Policía de Santa Fe, que acceder al mando de la Policía actual, no es más que una patente de corsario que habilita a la depredacion económica y el abuso de poder por parte de quienes cirscunstancialmente - y efimeramente- ejercen el mando.
Nuestra Carta Magna, la Constitución Nacional Argentina, sólo exige una sola condición al funcionario público, que es la idoneidad. Y acá flagrantemente, en el caso de la conducción máxima policial, estamos ante una escandalosa ausencia de ella. Ahora bien: si no están para conducir y representar ante la autoridad política a sus subordinados ¿están solo para depredar y robarse todo en el menor tiempo posible?
Hace algunas décadas, y con honrosa memoria de ello, eran los Jefes de Policía quienes se plantaban ante el poder político y exigían mejoras salariales, compra de equipos indispensables, y condiciones de servicio soportables.
A principios de la decada del '90, en un proceso lento, silencioso, y avergonzante, los cuadros de conducción máxima de la Policía de Santa Fe se transformaron en unos inútiles, y para el espanto de sus subalternos, empezaron a bregar solo por sus intereses personales.
Los gremios policiales - nunca reonocidos legalmente - vinieron a llenar este vacío, el de la representacion abandonada por los sucesivos JPP. Les dolerá reconocerlo, pero APROPOL es fruto de su INUTILIDAD.
¿Pero hasta cuando soportar este proceso de deterioro institucional?
La Policía ya sufre de una Etapa IV en su cáncer metástasico. Y la respuesta a todo ello es UNIDAD y ORGANIZACION. La Resistencia a la injusticia surge de la mancomunidad de intereses. Nos une el espanto. Pero para luchar, además de reconocer un objetivo común, hace falta ORGANIZARSE.
¿Y que mejor que un Sindicato para ello, que, además, es el mecanismo ideal en el marco de una práctica democrática?
Aislemos a esta aristocracia del choreo enquistada en todos los ámbitos, y que realmente están disfrazados de policias: Sección Policía Adicional de las UR I y II, D-4, Plana Mayor Policial (Plaga Mayor), JPP y séquito, y porque no, el Sr Ministro " Chuck Norris" Rimoldi, que surgió como una gran promesa, pero que se revela, como mínimo, como un INUTIL vacío de poder real, siendo parte del problema y no de la solución.
La Secta de los Amigos ya gobernó durante demasiado tiempo, y así nos fue. Estamos bien en bola, esperando a que nos sacrifiquen, para que ellos se la sigan llevando en pala.
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