Qué hay detrás de las quejas en los concursos de comisarios

Por Miguel Zalazar 

Roxana Eletti, actual directora de la Policía de Acción Táctica (PAT), de no haber tenido lazos familiares reprochables, y de la cual no es responsable, aunque sí en la mirada de los funcionarios políticos; hoy podría haber sido conductora de la fuerza provincial, o con posibilidades, aunque forzadas, por sus treinta y dos años de servicio, de seguir en la institución después de diciembre; pero hay acciones propias que muchas veces tienden a ponerse en el debe más que en el haber. 

Esta mujer, nacida en el seno de una familia policial, que bien podría decirse, más allá, de alguna protección paterna en el inicio de la carrera, viene bien de abajo, todos sabemos cuando esa joven y bonita policía pagaba los sueldos en la ventanilla de lo que en su momento era la Administración y Finanzas de la Unidad Regional Uno, que tenia oficinas en el actual Ministerio de Seguridad; y desde donde la hoy oficial superior eligió un camino superador y se fue a estudiar la carrera de oficial. 

Eletti, hoy es integrante del jurado que evaluará a los comisarios, ya en la etapa de defender los proyectos de acra a intentar ser comisarios supervisores; ocurre que la mesa esta un tanto confundida; primero porque quien debería velar por la transparencia de los actos administrativos, la Subdirectora Zulma Rapela, al parecer se le han pasado cuestiones que han sido manifestadas, y de las cuales no tomo nota e informó para que resuelva alguna autoridad superior; a saber, la gran cantidad de quejas de comisarios por los proyectos desechados de varios comisarios, que entienden no se ha tratado de una mirada objetiva, sino lisa y llanamente de dejarlos "fuera de competencia"; y ven en esto una fuerte influencia de la jefa de la PAT. 

Varios de los malhumorados comisarios amenazan hasta hoy con denunciar el caso y dicen tener pruebas de el direccionamiento de las calificaciones. 

La abogada, el abogado, y el pase de factura 

Un hecho bochornoso ha sido la desestimación de uno de los proyectos, presentado por una profesional; quien habría entendido que el acto administrativo tuvo que ver con una antigua relación sentimental, y que hoy volvió como acción de venganza, para coartar su carrera. 

Esta interpretación que hace la comisario, podría ser tan cierta, entiéndase como objetiva; o subjetiva desde su mirada incomprensiva de que el proyecto presentado no tenía la aprobación del jurado; lo cierto y contundente es que la historia pasada si fue cierta. 

Ahora, lo que no es subjetivo; y si es el fondo de los cuestionamientos que hacen muchos de los comisarios; es que uno de los integrantes del jurado, con gran peso ministerial, casi que le había asegurado a la profesional ascendería; a tal punto, que posterior al rechazo del proyecto, habiéndose firmado el acta de la exposición; se redactó una nueva acta, dónde la oficial jefe sí aprobaba el proyecto. 

Esto no solo, es un bochorno, sino que es un delito, que no llegó a consumarse, porque la Directora Eletti, uso todas las artimañas para eludir firmar ese acta; dejando caer los plazos; ante las presiones de este funcionario ministerial. 

La Eletti buena y la Eletti mala 

En resumen, se advierte una Eletti a la que muchos le reprochan el haber actuado injustamente, y en un caso particular; aunque subjetivo, bajar de un examen a alguien por el solo hecho de acciones personales de la vida misma, y de años atrás. 

No menos cierto, es que más allá de mantener su posición en un examen, no se prestó a una maniobra delictiva para cambiar un resultado, aunque fuese injusto; sobre todo porque se supone, más siendo profesional la concursante, si había una cuestión preexistente, debió recusar a la integrante de ese jurado. 

El interrogante que uno puede hacerse, es si esto se repite en otras jerarquías, en otros concursos; y haciendo una mirada retrospectiva; que cambio de cuando se hablaba de la mala junta.

Fuente: UTRAPOL Noticias

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