OODHUE, Minnesota, EE.UU. (AP) — Cuando el jefe de policía de la localidad estadounidense de Goodhue enfrentó dificultades este verano para cubrir las vacantes en su pequeño departamento, le advirtió al concejo municipal del poblado que nunca encontrarían nuevos agentes policiales a menos que mejoraran los salarios y las prestaciones.
Como nada cambió, el jefe Josh Smith renunció. Y también lo hicieron los pocos agentes que quedaban, lo que llevó a ese pueblo de 1.300 residentes de Minnesota a cerrar su fuerza policial a finales de agosto.
Estados Unidos enfrenta una escasez de agentes de policía que muchos en las fuerzas del orden atribuyen al doble golpe a la moral de 2020: la pandemia de COVID-19 y las críticas a la policía, que se desbordaron tras el asesinato del afroestadounidense George Floyd a manos de un oficial de policía. Desde Minnesota hasta Maine, y de Ohio a Texas, los pequeños poblados que no pueden cubrir vacantes están eliminando sus departamentos de policía y cediéndole ese trabajo al jefe policial de su condado, a un pueblo vecino o a la policía estatal.
La tendencia no es del todo nueva.
Al menos 521 pueblos y ciudades de Estados Unidos con poblaciones de 1.000 a 200.000 habitantes disolvieron sus departamentos de policía entre 1972 y 2017, según un artículo de 2022 de Richard T. Boylan, profesor de economía de la Universidad Rice, el cual fue revisado por otros expertos.
En los últimos dos años, al menos 12 localidades pequeñas han disuelto sus departamentos.
Ahora el condado Goodhue tiene un contrato para realizar tareas policiales en el pueblo de Goodhue, a pesar de que el jefe policial Marty Kelly intenta cubrir cuatro vacantes en su propio departamento. Dijo que tiene unos 10 solicitantes para esos puestos de trabajo. En comparación, una vacante en 2019 atrajo a 35 interesados, agregó.
Kelly sabe que, para lograr tener a todo su personal, tendrá que contratar nuevos policías que ahora trabajan para otras ciudades o condados, lo que creará vacantes en esos sitios, que a su vez enfrentarán dificultades para cubrirlas.
“Da miedo”, dijo Kelly. “Le quitamos a uno para darle al otro. Y no somos los únicos”.
El meollo del problema es el éxodo de personal de las fuerzas del orden. Las renuncias de agentes policiales aumentaron un 47% el año pasado en comparación con 2019 —el año anterior a la pandemia y al asesinato de Floyd—, y las jubilaciones se incrementaron un 19%. Eso es según una encuesta de casi 200 agencias policiales realizada por el Foro Ejecutivo de Investigación Policial (PERF, por sus siglas en inglés), una organización sin fines de lucro con sede en Washington, DC.
Aunque la encuesta sólo representa a agencias afiliadas al PERF —una fracción de las más de 18.000 agencias policiales de todo el país, y no es representativa de todos los departamentos—, es una de las pocas iniciativas que examina la contratación y retención de policías y los compara con la época previa al asesinato de Floyd.
Para complicar aún más el éxodo de agentes veteranos, los jóvenes están cada vez menos dispuestos a cubrir los meses de entrenamiento necesario para convertirse en policías, explicó Chuck Wexler, director ejecutivo del PERF.
“Menos personas se postulan para ser oficiales de policía, y más agentes se jubilan o renuncian a un ritmo tremendo”, dijo Wexler. “Hay escasez de policías en todo el país”.
Agencias policiales de todos los tamaños enfrentan dificultades para cubrir las vacantes. Pero el problema es especialmente grave en las comunidades más pequeñas, que no pueden igualar los salarios e incentivos que ofrecen las poblaciones más grandes.
Morris, otra ciudad de Minnesota, disolvió su departamento de policía el año pasado tras la continua salida de sus agentes. En ese momento, en la localidad de 5.100 habitantes sólo había dos policías. En Maine, el pueblo de Limestone disolvió su departamento de policía en marzo. El poblado vecino de Van Buren hizo lo mismo dos años antes.
En general, las tasas de criminalidad se mantuvieron sin cambios en las ciudades que disolvieron sus departamentos, encontró el estudio de la Universidad Rice. Los gobernantes de varias de esas ciudades dijeron que estaban contentos con el cambio.
El concejo municipal de Washburn, Illinois, disolvió su departamento en 2021 y dejó que el condado asumiera las funciones policiales para sus 1.100 residentes.
“Realmente no se nota gran diferencia”, declaró el alcalde Steve Forney. “El departamento policial del condado es muy receptivo. Me gusta. Siempre estuve entre quienes dudaban mucho en ir en esta dirección, pero siento que está funcionando para nosotros”.
Lott, Texas, un pueblo de unos 700 residentes, disolvió su departamento el año pasado. La alcaldesa Sue Tacker dijo que la localidad estaba en quiebra y no podía permitirse pagar a dos policías y otros dos empleados.
Ahora que los agentes del condado patrullan Lott, la tasa de criminalidad permanece baja y los tiempos de respuesta han sido buenos, explicó. Ella cree que los residentes están de acuerdo con el cambio.
“No he tenido ninguna queja”, agregó Tacker.
Goodhue ocupa aproximadamente 2,6 kilómetros cuadrados (una milla cuadrada) de terreno a 105 kilómetros (65 millas) al sur de Minneapolis. Se compone de casas acomodadas ordenadamente y algunos comercios pequeños —una panadería, una florería, una cafetería, un supermercado, un taxidermista—, la mayoría de ellos en tiendas con fachadas de ladrillo en el pequeño centro de la ciudad.
Durante años, el poblado padeció dificultades para reclutar y retener policías. El concejo municipal había aumentado el salario en un 5% este año y le dio a Smith un aumento de 13.000 dólares.
No fue suficiente. Smith le dijo al concejo en una reunión el 26 de julio que era prácticamente imposible atraer solicitantes para un trabajo cuyo salario inicial era de 22 dólares la hora. Eso es aproximadamente 10 dólares por hora menos de lo que ganan los policías del condado Goodhue.
“Hay cero incentivos para venir a un pueblo pequeño”, dijo Smith en la reunión.
Dos semanas después, Smith notificó su dimisión. A los pocos días, el policía de tiempo completo y los cinco empleados de tiempo parcial restantes también renunciaron. El poblado acordó pagar al condado alrededor de 44.000 dólares por servicios policiales hasta que concluya el año. Las autoridades de Goodhue decidirán más adelante si extienden el contrato hasta 2024.
Ron Goebel, residente de Goodhue y contador jubilado, dijo que cree que el departamento policial del condado hará un buen trabajo, y espera que los habitantes del pueblo también ayuden.
“La gente puede cuidarse entre sí un poco”, prosiguió Goebel, y señaló que él mismo vigila si hay vehículos extraños en su vecindario. “Conocemos bastante bien a nuestros vecinos”.
Sin embargo, Goebel teme que la pérdida del departamento de policía sea otro reto para Goodhue y pueblos similares de todo el país.
“A medida que pierdes tus escuelas, pierdes tus negocios y pierdes tu fuerza policial, ¿cuánto tiempo más puede el pueblo ser viable como pueblo?”, preguntó.
Salter informó desde O’Fallon, Missouri. El periodista Mark Vancleave contribuyó.
Fuente: La Voz
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