Entrevista:Oficial Hugo Canovas Badra ( Preso Político) desde un Penal de la Pcia de Córdoba.-
Entrevista en el Programa de Radio " Activos por Vocación de Servicio " del día Sábado 29 de Junio de 2024 al policia y preso político Hugo Canovas Badra (Córdoba).
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EL CASO
Hugo Cánovas Badra está condenado por la muerte de un joven en los trágicos hechos de Diciembre de 2001 y sobre cuyo caso se le niegan una serie de garantías legales, algo parecido a los demás casos señalados.
Es importante difundir esta situación que como otros avanza a estrados internacionales pero que a pesar de pronósticos satisfactorios para los encausados no logran reparar el dolor y padecimiento de quienes por años están “presos por las dudas”. Los invitamos a repasar la nota “Le pido a la familia que me ayude a llevar la causa hasta los verdaderos responsables” que detalla estos aspectos del caso cordobés con cuyo protagonista mantenemos una comunicación y avanzaremos en cada paso en este expediente.
El autor de la nota: ADOLFO RUIZ "....Hugo Cánovas es policía. Es el único condenado por la muerte de David Moreno, el niño que falleció por la represión policial en Córdoba, durante la revuelta del 20 y 21 de diciembre de 2001 cuando cayó De la Rúa. En 2017 la Justicia lo halló responsable de ese hecho. Él asegura que es inocente y pide que lo dejen demostrarlo..."
Veinte de diciembre de 2001. El país explota con protestas sociales por toda su geografía, mientras el presidente Fernando de la Rúa ya inició la cuenta regresiva hacia la imborrable imagen del helicóptero sobre la Rosada.
Hay concentraciones en todo el país, mientras en Plaza de Mayo la caballería arrasa con la gente que está manifestando y dispara plomo a la multitud. Alguien dio la orden. Los muertos en todo el país comienzan a contarse por decenas y parece no haber límite. El día anterior había caído muerto en la terraza de un comedero de Rosario el recordado Claudio “Pocho” Lepratti, inmortalizado por León Gieco con “El ángel de la bicicleta”.
En una barriada al noroeste de la ciudad de Córdoba el clima era similar. Un grupo de vecinos de Villa 9 de Julio rodeaban un supermercadito de barrio, con la exigencia de que les entregaran alimentos. La policía se ve sobrepasada, pide refuerzos y comienza a desplegarse por la calle Piedra Labrada. La tensión con la gente va en aumento, hasta que llega la orden de despejar. Y entonces se inician los disparos, con una barrera policial avanzando por la calle y barriendo a los vecinos. Pero en esas postas de goma que escupían las escopetas 12.70 se colaron cartuchos de Propósito General. Dicho de modo sencillo: proyectiles de plomo. Letales.
Alguien los distribuyó. Nunca se sabrá quién. Disparos, corridas, griteríos, y un pibe de 13 años que cae al piso para siempre. Era David Moreno. Fue la víctima más recordada en Córdoba. Ineludiblemente, víctima de una ráfaga disparada por efectivos de la Policía de esa provincia. De eso nunca habrá dudas. Casi 16 años más tarde, el 25 de julio de 2017, la Justicia bajó el martillo y condenó al policía Hugo Cánovas a 12 años de prisión, como autor material del hecho.
La detención recién se concretaría el 22 de agosto de este año, cuando el Tribunal Superior de Justicia no hizo lugar a los planteos que había llevado el policía. Desde entonces, Cánovas pasa cada una sus noches en el complejo carcelario de Bouwer trabajando en lo que ha sido su vida desde 2003, cuando se enteró por primera vez que lo acusaban de un homicidio: demostrar que es inocente. Hoy la causa está en la Corte Suprema de Justicia, donde la defensa del condenado presentó un recurso extraordinario, mientras también se intenta abrir un recurso de reconsideración en el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba.
No fue sencillo para MARCA INFORMATIVA entrevistar al único cordobés condenado por la represión policial de 2001. Las autoridades penitenciarias y las del Ministerio de Justicia de Córdoba se negaron sistemáticamente a permitir el ingreso al penal. Por eso sólo fue posible hacerlo por vía telefónica. “La cárcel es una tortura para cualquier persona –contesta desde el teléfono público del pabellón-. Pero es mucho más tortura cuando vos sabés que sos inocente. Porque la cárcel entonces se convierte en un campo de concentración. Uno habla, grita, pide ser escuchado y nadie se hace eco de tu voz, y todo lo que presentás en la Justicia para demostrar tu inocencia se vuelve en tu contra”.
Hace 18 años que busco justicia para ambas partes. Justicia para mí, pero también justicia para los familiares de David, para que puedan saber cuál es la verdad de lo que sucedió Es la voz ansiosa de Hugo Cánovas la que suena en el celular. Es consciente de que su condena y su prisión se leen como que finalmente se hizo justicia con los familiares de David Moreno. Y eso también es parte de sus desvelos. “Hace 18 años que busco justicia para ambas partes. Justicia para mí, pero también justicia para los familiares de David, para que puedan saber cuál es la verdad de lo que sucedió, para que mi lucha de tantos años no sea en vano”, explica.
-¿Por qué sostiene que es inocente de la muerte de David Moreno? -
Porque yo no fui autor de esos disparos que me endilga la Justicia. Yo era un oficial joven, de 23 años. Era la primera vez que estaba en un procedimiento de este tipo, y no fui el que le disparó a la gente ni al chico Moreno. Pero la Justicia en todos estos años me denegó todas las pericias que fui pidiendo, me cambió la acusación cuatro veces, y no me da ninguna chance de defenderme. Yo no quiero impunidad, quiero justicia. Pero si cada vez que logro explicar algo me persiguen jurídicamente con nuevas modificaciones, es imposible que yo me pueda defender. Y así fue como me condenan y me ratifican la pena.
-Quizás es una inversión de la carga de la prueba, pero con dos condenas es difícil evitarlo. ¿Cómo demuestra que usted no fue el que disparó?
-Es que hay muchas cosas que la Justicia no ha podido explicar porque nunca se hizo una reconstrucción balísticia de lo sucedido, que hubiera demostrado que los disparos que me adjudican a mí son físicamente imposibles. A mí me acusan de disparar casi desde mitad de cuadra sobre la calle Piedra Labrada, y matar a David Moreno y herir a otras dos personas que corrían en la esquina, a 28,6 metros de distancia.
LA FÍSICA DE LO IMPOSIBLE
La narración de Cánovas avanza sobre lo que sucedió esa tarde. Según la sentencia, el policía disparó tres veces usando cartuchos de plomo, e hiriendo a tres personas que corrían en dirección contraria por la misma vereda en la que él estaba apostado. El problema, según planteó su defensa y también el propio Cánovas, es que la física de los disparos calzados en la fijación de los hechos es bastante difícil de explicar.
Uno de los datos claves es que el niño fallecido posee ingreso de proyectiles de plomo tanto por delante como por detrás de su cuerpo. El fatal ingresó por su nuca y se alojó en la base del cráneo, provocándole la muerte. Pero además hay datos de las pericias que podrían hacer atendible su teoría. Tanto en los cuerpos de Moreno como en el de los otros heridos, el ángulo del ingreso de los disparos no pareciera coincidir con la trayectoria en la que estas personas iban corriendo.
“La Justicia no quiso tener en cuenta el ángulo de ingresos de los disparos. Si iban corriendo por la vereda en dirección contraria al lugar de donde provenían los disparos, el ingreso de las postas de plomo debió haber sido a 90 grados. Pero los informes médicos de los disparos en las tres personas heridas nos dan ángulos de ingresos de 22 y 26 grados, y en el caso de David Moreno, entraron a 20 grados”, dice Cánovas. En la dinámica de un grupo de personas huyendo a las corridas, el cruce de unos con otros, la desesperación por salir del lugar, da la sensación de que podría haberse dado inconsistencias en la forma en que ingresaron los proyectiles a los cuerpos. Pero el hecho de que en los tres casos haya angulaturas similares y las tres marquen la posición de tiro en la vereda opuesta a la que ocupaba el policía condenado, abre al menos una duda sobre si realmente provinieron de su arma esos proyectiles. Por eso es el pedido de una pericia balística. Pedido que se denegó durante la sustanciación de la investigación y también en el juicio.
RECONSTRUCCIÓN BALÍSTICA
El 20 de agosto de este año, el mismo día en que luego sería detenido, el propio Hugo Cánovas había logrado llevar a cabo una reconstrucción balística de lo sucedido. Fue en instalaciones del Club Tiro Federal de Córdoba. Quien escribe este informe presenció la pericia. En ese lugar se reconstruyó en escala 1:1 el escenario de la muerte de David.
Se usó la planimetría oficial para delimitar el espacio de la vereda, la línea de edificación, los cercos verdes que bordeaban una vivienda. Y también se usaron maniquíes a tamaño real para representar las posiciones de David Moreno, y de los heridos Luciana Parra, Marcelo Fregenal y Rubén Fosarelli. Se usó la misma arma que portaba en ese momento Cánovas: una Maverick 12.70, y también cartuchos Propósito General color verdes, de Fabricaciones Militares.
La reconstrucción fue coordinada por el perito Rolando Sor, junto con el abogado de Cánovas, Marcelo Argañaraz. Llevó detalle registro de todo lo sucedido la escribana Claudia Palomeque. El encargado de hacer los disparos fue el oficial ayudante de policía, Sebastián Filisetti. Todo el episodio era registrado por dos fotógrafos, una cámara fija montada en una posición cercana a los maniquíes y un drone.
El resultado fue categórico. Si la posición del tirador y la de las víctimas alcanzadas por las balas era la correcta, según lo que quedó fijado en el expediente y en la condena, la mecánica era simplemente imposible. Al menos con esa disposición. Si la posición del tirador y la de las víctimas alcanzadas por las balas era la correcta, según lo que quedó fijado en el expediente y en la condena, la mecánica era simplemente imposible.
Al menos con esa disposición. “Es física y geométricamente imposible que los disparos desde ahí hayan herido a esas tres personas. Y lo más insólito: es imposible lo que dice uno de los testigos, de nombre Luis Gómez, que en el juicio contó que venía corriendo detrás de las víctimas y no tiene un solo disparo”, comenta Cánovas. Durante el juicio, Gómez declaró que en la corrida incluso había saltado a una persona que estaba caída y que sería el propio David Moreno. Pero cuando se le preguntó por qué creía que no había sido alcanzado por ningún disparo, respondió con un insólito: “Yo venía corriendo en zigzag para que no me pegaran las balas”.
El policía condenado se detiene mucho en esta cuestión: “Si Gómez venía corriendo por detrás de los que fueron heridos, es imposible que haya salido sin heridas, porque era la persona que estaba supuestamente más cerca de la boca de cañón y que debería hacerle de escudo al resto. Y por más que corriera en zigzag, nunca se podría salir del ancho de tiro en el que se abren las 9 postas, que es un metro veintiséis”.
Rosa y Luis, los padres de David Moreno, parados en la esquina donde falleció el adolescente. En 2003, el municipio le cambió el nombre a la calle.
ENTONCES QUIÉN
“A mí siempre que hablo de mi inocencia, me hacen la misma pregunta: ‘Si no fuiste vos, ¿quién fue?’ Y yo la verdad no sé quién fue. No estoy acá para explicar eso. Yo era un policía muy joven cuando pasó todo esto, y estoy convencido de que me han elegido como un chivo expiatorio en esta causa”, responde Cánovas.
- Si fuera así, ¿por qué cree que lo eligieron?
-Creo que fui elegido por ser joven. A mí me señalaron para hacerme cargo de la entrega del procedimiento. Fui yo el que hizo el acta de inspección ocular y croquis. Incluso entregué mi arma en homicidios sin tener nada que esconder. Y durante dos años nunca se me citó, ni siquiera para declarar. Pero entonces creo que se eligió a la inexperiencia, al que tenía poca posibilidad de defenderse. En el grupo que participó ese día había efectivos con mucha antigüedad, y que incluso tenían antecedentes en el abuso de armas. Pero se eligió al más joven.
-¿Y la Justicia también participó de esa “selección”?
-Por supuesto. A mí el fiscal Raúl Garzón, que instruyó la causa, me ofreció que me hiciera cargo de la muerte de David Moreno y que me darían 5 años de condena por homicidio culposo. Eso se lo ofreció en su propia fiscalía a mi abogado Marcelo Argañaraz y a su socio. Ellos pueden dar testimonio. Mi abogado dijo que no, yo dije que no, y acá estoy, con una condena a 12 años.
-Si usted no fue el que disparó con plomo, alguien fue. ¿A quién se estaría intentando ocultar?
-La sentencia habla claramente de disparos de un policía no identificado, porque saben que no me pueden adjudicar a mí todos los heridos. Pero nunca intentó avanzar sobre eso. No me corresponde a mí averiguar quiénes fueron. Pero sí intento señalar que esos disparos vinieron desde otra posición donde había oficiales. Eso podría ser un indicador sobre quiénes son los que dispararon y escaparon de este proceso, amparados vaya a saber por quién. Para mí lo importante es no darme por vencido y seguir ayudando a la justicia a echar luz sobre lo sucedido, y desentrañar este hecho de tanto dolor que ya va cerca de los 20 años.
-¿Qué les diría a los padres de David Moreno si pudiera hablar con ellos?
-Yo sé que la familia no ha podido constituir su duelo. Ni siquiera con la sentencia. Sé que han pasado muchos años y que la Justicia se ha encargado de no investigar y de cargarme todo a mí para cerrar el caso. Sé que toda la causa estuvo contaminada, y que eso fue en mi contra, pero también en contra de la familia, porque hoy no se sabe la verdad. Yo por eso le digo a la familia que me escuche, que me ayude a exigir que se revise la causa, para que llegue hasta los verdaderos responsables.
Fuentes : Marca Informativa (2019) / Programa de Radio " Activos por Vocación de Servicio "
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