José Oscar Godoy, de 55 años, murió el domingo luego de haber sido baleado el sábado cuando miraba televisión en la casa de su pareja y una persona disparó contra la vivienda.
Por Martín Stoianovich
Detrás del crimen de José Oscar Godoy, el gendarme de 55 años que fue baleado el sábado y murió el domingo, se desprende la posibilidad de un conflicto entre transeros del barrio con un hijo de la pareja de la víctima. En el barrio lo recordaron como un buen vecino, llegado hace unos años desde la provincia de Chaco, y relacionaron el crimen a una bronca desatada hace unos meses con gente que vive a pocas cuadras de donde ocurrió el hecho. "Estaba avisado de que iba a pasar algo así", dijeron.
José Godoy llegó a Rosario desde la provincia de Chaco en 2014 para desempeñarse en la Gendarmería Nacional, donde ocupaba el cargo de suboficial principal aunque en el último tiempo estaba de licencia. Si bien vivía en la zona oeste, pasaba varios días a la semana en una casa de Pasaje 1890 al 4100, una zona de viviendas sociales del barrio Triangulo Moderno, donde vive su pareja y los hijos de ella.
El sábado pasado José miraba televisión con ellos cuando a minutos de las 20 una persona que se paró frente a la vivienda disparó varias veces contra el frente. Después de un par de segundos de desconcierto los familiares de José advirtieron los balazos habían atravesado puertas y ventanas y que el hombre estaba herido. Otro allegado, que vive a unas casas de distancia sobre la misma cuadra, lo cargó en su auto y, custodiado por un móvil del Comando Radioeléctrico, lo llevó al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez.
En el hospital José quedó internado en terapia intensiva con asistencia respiratoria producto de las heridas de bala. Desde el Ministerio Público de la Acusación (MPA) dijeron que el hombre fue herido en la espalda, mientras que fuentes policiales indicaron que el balazo entró por el pecho. Lo cierto es que el hombre no pudo recuperarse y murió 24 horas después de haber sido baleado.
Este lunes en Pasaje 1890 al 4100 los vecinos se limitaron a recordar a José como un hombre tranquilo de trato cordial y serio "como el de todos los gendarmes". En la casa de su pareja, detrás de la puerta repleta de balazos y sin asomarse, una hija de la pareja del hombre dijo que tenía "la orden" de no hablar con nadie. Apenas explicaron que estaban haciendo los trámites para poder trasladar el cuerpo de José a Resistencia, Chaco, donde sus familiares esperan poder velarlo.
En tanto otros vecinos de la zona profundizaron sobre lo que hasta el momento es la hipótesis más fuerte sobre el conflicto que pudo haber decantado en la balacera contra la vivienda de la pareja de José. Todavía recuerdan cuando en febrero pasado la familia se vio en medio de un conflicto con transeros del barrio cuando un hijo de la mujer, que según vecinos atraviesa problemas de consumo de drogas, les vendió un arma que era de José.
Según vecinos el hombre recuperó el arma, lo que valió una bronca en puerta que no calmó con el paso de los meses. Algunos rumores dijeron que el hijo de la mujer se fue de la ciudad y que volvió hace algunos días, lo que entonces aparece como un posible motivo de recrudecimiento de ese conflicto.
En ese sector del barrio Triángulo Moderno los rumores no coinciden con lo que, según las primeras versiones del hecho, comunicaron desde el MPA en relación a la investigación que lleva adelante el fiscal Patricio Saldutti. En ese sentido el parte de prensa de la fiscalía indica que el autor del hecho cometió el ataque a bordo de una moto con la cual se dio a la fuga. Sin embargo hubo vecinos que aseguraron que el homicida llegó y se fue a pie, corriendo por calle Espinosa hacia el oeste, "donde está el búnker".
Lo que los vecinos pudieron aportar en diálogo con La Capital estuvo totalmente condicionado por el miedo, que a su vez ellos mismos reconocen como un obstáculo al momento de esperar que "algo cambie". "Acá nadie dice nada y así seguimos, tapando la mugre esta. Tenemos miedo pero hay que saber halar. Yo puedo decir mil cosas de lo que pasa en el barrio, pero no me puedo mandar al frente", dijo un hombre.
"Yo me crie en la villa y nunca me hicieron nada porque no estaba metido en problemas, pero ahora viene un loquito de estos armado, pasa corriendo a los tiros y te mata a tu vieja, nada que ver", agregó. Los vecinos van y vienen entre el disgusto por los hechos concretos como el crimen de José Godoy; la resignación por tener que vivir en ese contexto ante el peligro latente; y el enojo por ver que nada cambia.
"Esto lo sabemos todos: acá la culpa la tiene la policía. Me da bronca porque yo laburo en la calle de contratista, ando en el auto llevando herramientas y la policía me para 20 veces por día. No sabés la impotencia que te da que a estos vagos que andan enfierrados en moto nadie los pare", contó el vecino. A su vez indicó que con el tiempo ese sector del barrio, que suele ser tranquilo al menos en relación a balaceras y homicidios, se vio profundamente afectado por el incremento del consumo de drogas entre los jóvenes. "Están fumando la cocaína, ya cuando llegan a eso no tienen retorno. Después roban o soldadean solo para consumir", contó. Sobre el final de la conversación el hombre resumió ese cúmulo de sensaciones con una pregunta: "¿Cuándo se va a terminar con esto?".
Fuente: La Capital
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