Bajo el resguardo simbólico y protector de nuestra bandera. Adhirió entre otros la Vicepresidente de la Nación, Dra. Victoria Villarruel.
Por Marta Snaidero
Rosario tiene su significado en sí misma, emblemático y patriótico, más allá de cualquier ideología que se tenga o elección política que se haga. Rosario es la cuna de la bandera celeste y blanca, nuestro pabellón nacional. Esa misma bandera que desde temprana edad se aprende a dibujar con un sol refulgente en el medio. Y al crecer, se jura defender y honrar, e incluso algunos hasta pueden llegar a lucir con inocultable orgullo como banda que les cruza e infla el pecho (al margen de si luego están o no a la altura de las circunstancias).
Pero en Santa Fe, al igual que en otras provincias argentinas, muchas veces esa misma enseña patria ha dejado de flamear esplendorosa, al ser testigo de la sangre derramada. Una sangre derramada en luchas intestinas donde se enfrentan hermanos bajo una misma nación pero distintas ideologías, en un enfrentamiento que aún tiñe de luto las crónicas, las conmemoraciones y los homenajes. Y perpetúa el dolor de las víctimas con terribles secuelas; con familiares llevando una flor a cada tumba de un ser querido.
Y en casos como el que nos compromete e incluye, la conmemoración del hecho histórico conocido como Masacre de Rosario (12 de septiembre de 1976), es esa bandera celeste y blanca que se juró defender, a media asta, la que dignifica, enaltece y protege esa ausencia que engrandece, luchando a favor de la historia y de la memoria, en contra del desdén y el olvido. Que la verdad histórica, justamente, más allá del lugar que cada quien pudo haber ocupado o actualmente tiene, ayude para que las generaciones presentes y futuras puedan discernir con objetividad y altura lo sucedido.
El 12 de septiembre último se conmemoró un nuevo aniversario de aquel triste episodio. Y el acto principal tuvo lugar en la intersección de las calles Junín y Rawson de Rosario, el mismo sitio en el que se erige un muro que recuerda el atentado perpetrado por una célula terrorista cuarenta y nueve años atrás. Es muy probable que las heridas no hayan cicatrizado del todo aún, pero todos los argentinos –o al menos una inmensa mayoría- ya han aceptado que el camino no es el de las armas, y que las ideas y sentimientos, pueden compartirse sin dolor ni reproches.
La organización del acto recayó en Orlando Agustín Gauna, delegado de la ciudad de Santa Fe de la Agrupación de Familiares y Amigos de las Víctimas del Terrorismo en la Argentina (Afavita), autor de la nota que este medio publicó el pasado 9 de septiembre anticipando el evento conmemorativo antes referido. Durante meses Gauna cuidó los detalles, conocedor de los mismos por otros actos llevados a cabo bajo su responsabilidad (le entregaron un reconocimiento por su dedicación y empeño).
Adhesiones y presencias
Durante el desarrollo del mismo se hicieron presentes agrupaciones afines y dieron a conocerse diversas adhesiones, entre ellas algunas llegadas del exterior y la de la vicepresidenta Victoria Villarruel, titular del Senado de la Nación (ver aparte). Después, veteranos uniformados portando orgullosos sus estandartes hicieron su ingreso acompañados por los acordes de la tradicional marcha militar «Avenida de las Camelias», para posteriormente entonar el himno nacional junto a la destacada concurrencia.
Estaban presentes el Regimiento La Tablada (soldados Erramuspe, Giovanetti y Pinazzi), Regimiento 28 (Las Rodillas Negras), la delegación local de la Asociación Ex Soldados Conscriptos del Territorio Argentino (Aescta Sede Rosario; presidente Alberto Gallardo, junto a los escoltas Jorge Scagliotti y Miguel Ángel Bonino), Agrupación Los Pericos Jujuy (José Carli, junto a José Córdoba y Florencio Casón), Veteranos de Guerra de Mendoza Operativo Independencia, la Agrupación Soberanía Nacional-Canal de Beagle (Carlos Escobar).
Además de las instituciones representadas en el acto, se recibió la adhesión del Dr. Javier Vigo Leguizamón (referente de la emblemática Causa Larrabure), Unión de Promociones, Oscar Benito León (Aescta), Asociación de Familiares y Amigos de Presos Políticos de Argentina, Fuerzas de Héroes Nacionales Argentinos, Comisión de Homenaje a Policías y Ciudadanos Muertos por la Delincuencia, Asociación de Veteranos de Guerra Contra el Terrorismo, Centro de Estudios Salta, Centro de Estudios de Argentina Contemporánea, Guillermo Sotovía (Agrupación Bloqueado), NOS Corrientes, NOS Entre Ríos, Pañuelos Negros, Unidos por la Sangre Derramada, Soldados Anónimos y Víctimas del Terrorismo, familiares de prisioneros políticos de Uruguay, Frente Patriótico Patoruzú, Historia Completa, La Fuerza de los Dignos, Cruz del Sur, Prisionero de Argentina, Centro de Estudios Legales Sobre el Terrorismo y Sus Víctimas (Celtyv), Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia, Asociación Toda la Verdad (Uruguay), Fundación Héroes de la Patria, Centro de Estudios de la Argentina Contemporánea, Asociación Civil por los Fundadores de la Patria.
Siempre presentes
Fueron recordados y aplaudidos, bajo el grito de «¡Presente!» los nombres de los nueve policías muertos aquel día: Edgardo Jorge Ferri; Juan Domingo Matiasevich; Domingo Hipólito Alfonso; Andrés Alberto Acosta; Carlos González; José Luis Boggino; Hugo Alberto Pellegrina; José María Gutiérrez; Darío Héctor Petrani. Además, se recordó los nombres del soldado Hermindo Luna y el chofer del colectivo atacado el 12 de septiembre de 1976, Eduardo Ferraro (ausente por secuelas de la explosión). Por otra parte, el médico que asistió a los heridos, el doctor Ángel Soso, apoyado en un bastón, revivió aspectos terribles de lo que le tocó vivir.
En nombre de la entidad organizadora, Afavita, tomó la palabra su presidente, el coronel Andrés Fernández Cendoya (hijo de víctima del terrorismo), quien al terminar su alocución leyó el escrito remitido por la vicepresidenta Victoria Villarruel a través de Silvina González (integrante de Celtyv), hija de uno de los policías fallecidos, Carlos González.
También estuvieron Paulo Cabrera Rojo y Silvia Ibarzábal. Paulo es uno de los hermanos de María Guillermina Cabrera Rojo («Gimy»), la primera víctima del terrorismo en Argentina, el 12 de marzo de 1960, cuando tenía solo tres años. Silvia es hija del coronel pos mortem Jorge Roberto Ibarzábal, secuestrado en 1974 durante el asalto a la unidad militar de Azul y asesinado luego de un año de cautiverio. La seguridad de los asistentes correspondió a Comisaría Novena y la homilía estuvo a cargo del padre Héctor Casas Silva, contándose con la colaboración de Luis Malfante durante toda la jornada.
«Para que la verdad impere»
El siguiente es el texto de la carta remitida por la vicepresidenta de la República Argentina y titular de la Cámara de Senadores de la Nación, fechada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 11 de septiembre de 2025:
«Hoy a 49 años del atentado terrorista del 12 de septiembre del 1976, quiero sumarme al acto recordatorio por el asesinato de 11 víctimas inocentes, y las varias personas heridas que hasta el presente esperan justicia, verdad y reparación. Han sido 49 años de olvido, de dolor, de ofensas, de falta de acceso a la Justicia, pero también han sido años de resistente lucha contra la indiferencia. Por eso, este hecho donde once familias fueron destrozadas merece el homenaje sincero y humilde de los ciudadanos. Por ello, quiero rescatar que se siga realizando este acto recordatorio, se siga dando el lugar que merecen las víctimas y no se calle ante la infamia del silencio y del relato distorsionado. Quiero enviar mi abrazo a los familiares de los asesinados. Mi recuerdo para ellos y la voluntad firme de seguir trabajando para que la verdad impere. Muchas Gracias. Dra. Victoria Villarruel».
Fuente: AFAVITA / El Litoral
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