¿Cuántos más?

Esta es la pregunta que atraviesa en silencio a miles de policías en la provincia de Santa Fe.

Por Mercedes Iñiguez (*)

En medio del esfuerzo diario por sostener la seguridad pública, siguen cayendo compañeros y compañeras. No en operativos ni enfrentamientos. Caen por dentro. En soledad. Con una angustia que no encuentra respuesta ni contención.

Desde distintos sectores de la familia policial, elevamos esta carta abierta al Ministro de Seguridad de la provincia. No es una denuncia más. Es un grito urgente y colectivo que exige que dejen de mirar para otro lado.

La carta expresa el dolor, la impotencia y la exigencia de quienes saben que cuidar a quienes nos cuidan no es una opción: es una deuda que ya se está cobrando vidas.

No son números. Son nombres. Son familias. Y esta vez,

no puede haber silencio institucional.

 

Al Ministro de Seguridad de Santa Fe

Nos dirigimos a usted, señor Ministro de Seguridad de la provincia de Santa Fe, y a los medios de comunicación, con profunda preocupación y urgencia, ante un nuevo caso de suicidio en las filas de la Policía provincial. Esta situación no puede seguir siendo invisibilizada ni minimizada. Estamos hablando de vidas humanas, de compañeros y compañeras que, enfrentando contextos de extrema vulnerabilidad, no encuentran respuestas del Estado.

Esto no se trata de jerarquías ni escalas salariales. Se trata de un agotamiento sistémico, de falta de contención y de una indiferencia institucional que, en muchos casos, termina siendo mortal. Es muy difícil pedir ayuda, y aún más difícil cuando al hacerlo —por ejemplo, mediante un correo a Bienestar Policial solicitando asistencia en salud mental— la respuesta es vaga, desviada, o directamente irrelevante.

En áreas como Medicina Legal, se emiten fichas lesiográficas poco claras, dejadas a la interpretación de superiores que no tienen formación en salud mental. Esto deja a la persona en una mayor indefensión y bajo el juicio de criterios arbitrarios.

A esto se suma la inestabilidad permanente: cambios de horarios repentinos, falta de recursos, salarios bajos, necesidad de realizar adicionales, y el temor constante a que un retiro preventivo del arma signifique también la pérdida del plus o la TAP, todo acompañado del prejuicio social y profesional sobre quienes atraviesan crisis emocionales.

Los datos hablan por sí solos:

  • En solo 40 días del año 2022, se registraron 7 suicidios de policías en Santa Fe.
  • Entre 2014 y 2019, se contabilizaron 23 suicidios dentro de la Policía de Santa Fe, con concentración en Rosario y la capital provincial.
  • En 2023, la ciudad de Santa Fe registró un aumento del 51,7% en suicidios generales respecto a 2021.

Estos números no son solo estadísticas. Son vidas. Son familias rotas. Son señales de alarma que el sistema no puede seguir ignorando.

Señor Ministro, le exigimos acciones concretas e inmediatas:

La implementación urgente de protocolos reales de contención psicológica.

Acceso directo, ágil y sin represalias a atención en salud mental.

Supervisión y revisión de los procedimientos internos en Medicina Legal.

Generación de espacios seguros para que los y las agentes puedan hablar sin miedo a perder beneficios o su trabajo.

Este nuevo suicidio no puede ser uno más. No puede haber silencio institucional cuando quienes sostienen la seguridad de la provincia están cayendo por falta de apoyo. La deshumanización de la fuerza no es un daño colateral: es una política de omisión.

Por favor, actúen antes de tener que lamentar otra pérdida.

(*) Personal policial de Santa Fe en actividad

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