Ética, profesionalismo y responsabilidad institucional

Ética, profesionalismo y responsabilidad institucional

En relación a la nota anterior sobre la falta de ética de algunos profesionales de la División Medicina Legal de la Unidad Regional I, volvemos a poner en evidencia una situación que preocupa y afecta profundamente al conjunto de trabajadores de la fuerza.

Por Mercedes «Mecha» Iñiguez (*)

Parece que algunos profesionales han olvidado los principios básicos de sus dos vocaciones: la de integrar una fuerza de seguridad provincial y la de ejercer la medicina, en este caso desde la psicología. Ambas profesiones exigen ética, compromiso y responsabilidad.

Resulta inadmisible que se utilicen espacios personales o redes sociales para anunciar que se realizan evaluaciones psicológicas con fines de “aptos para cursos de perfeccionamiento”. ¿Desconocimiento? ¿Inexperiencia? ¿O simple ambición? Si la necesidad económica aprieta, hay caminos legítimos —como realizar adicionales—, no prácticas que vulneran la ética profesional y la institucionalidad.

Esto no es una cuestión personal. Es una falta grave. En cualquier ámbito de trabajo, una conducta de este tipo sería sancionada, incluso con la suspensión de la matrícula profesional. Y, sin embargo, aquí se permite, se encubre o se minimiza.

Lo más preocupante es que estas irregularidades confirman algo que venimos denunciando hace tiempo: no podemos ser evaluados por nuestros propios colegas de trabajo. Quienes integran la fuerza deben recordar que los policías también son sus pares, no solo los de su segunda profesión.

Estas prácticas, sostenidas en la impunidad, han cambiado muchas vidas para mal . Es corrupción disfrazada de normalidad, avalada por el silencio institucional y por quienes miran hacia otro lado.

Los profesionales de la salud —y en especial de la salud mental— no pueden realizar evaluaciones psicológicas a otros colegas por razones de ética, de verticalidad y de respeto institucional. Porque cuando lo hacen, traicionan no solo la confianza de quienes deberían cuidar, sino también a la institución a la que pertenecen y deben lealtad.

A nuestra institución la hacemos todos.

No somos invisibles. No permitamos que se siga precarizando ni deshumanizando el trabajo policial.

La institución nos debe una respuesta.

El colegio profesional de psicólogos que los representa deberá actuar en consecuencia.
Y el gobierno, más temprano que tarde, deberá escuchar este reclamo legítimo de los trabajadores.

(*) «Mecha» es personal policial de Santa Fe en actividad

APROPOL Noticias

 

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