El 19 de abril de 2012, unas 500 personas se congregaron frente al Congreso de la Nación para exigir el reconocimiento de la libertad sindical policial en Argentina. La FASIPP daba nuevamente su presente en la cabeza de la lucha por los trabajadores policiales y penitenciarios argentinos.
Por Alberto Martínez (*)
Una decisión estratégica: nacionalizar la protesta
Todo comenzó meses antes, en el Congreso Nacional de FASIPP celebrado en Paraná. Allí, los delegados de distintas provincias tomaron una decisión que marcaría un antes y un después en la historia del sindicalismo policial argentino:
“Nacionalizar la protesta”.
No se trataba ya de reclamos aislados. Se trataba de construir un movimiento federal, organizado y visible, capaz de plantarse frente al poder político con una voz unificada:
“Los trabajadores policiales también somos pueblo y tenemos derechos.”
Desde entonces, la protesta se expandió. En Misiones, estalló un paro histórico; en Buenos Aires, una movilización frente al Congreso Nacional expuso la deuda institucional. Y en Chubut, la presencia solidaria de FASIPP acompañó una huelga policial en plena crisis provincial.
Quiénes marcharon y por qué
La marcha fue parte del VI Congreso Nacional de Trabajadores Policiales y Penitenciarios. Participaron familiares, referentes gremiales, organizaciones civiles y asociaciones comprometidas con una consigna clara:
Libertad sindical ya.
La respuesta del poder: la espalda
Durante años, FASIPP y otras organizaciones policiales buscaron afanosamente el diálogo con los distintos gobiernos. Se presentaron propuestas, pedidos formales, plataformas de trabajo.
Pero no hubo respuestas. Solo indiferencia.
Ante esa negación, se organizaron acciones nacionales que marcaron un antes y un después.
El paro simultáneo de Gendarmería, Prefectura, Policía Federal, PSA y suboficiales de la Armada fue un hecho inédito en la historia argentina reciente. El reclamo dejó de ser marginal: se volvió central e imposible de ocultar.
El modelo del diálogo: una lección pendiente
En contraste, provincias como Misiones, Chubut y Santa Cruz optaron por el canal del diálogo.
Allí se anticiparon los estallidos gracias a una mínima pero valiente decisión política: escuchar.
La diferencia fue clara: donde hubo diálogo, hubo soluciones. Donde hubo oídos sordos, hubo conflicto.
Una lucha que viene de lejos
La lucha de los trabajadores policiales por sus derechos no comenzó en este siglo.
En 1918, en Rosario, se registró la primera huelga policial de la historia argentina.
Fue brutalmente reprimida por el Ejército. Varios efectivos resultaron asesinados. Aquel hecho fue el preludio de la Semana Trágica en Buenos Aires, y marcó para siempre la historia silenciada del reclamo gremial uniformado.
Desde entonces hasta hoy, cada derecho conquistado fue producto de la organización, la conciencia y el sacrificio.
Lo que dejó aquella marcha
La movilización del 19 de abril de 2012 no fue un acto aislado, sino la cristalización de un proceso colectivo, maduro y federal.
Fue el resultado de años de lucha, de estrategias compartidas y de una convicción inquebrantable:
“No pedimos privilegios. Exigimos derechos.”
Hoy, trece años después, la deuda persiste.
Pero también persiste la organización, la memoria, y la certeza de que ningún sistema de seguridad será justo si no es justo con quienes lo sostienen.
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¡Quien quiera oir que oiga!
(*) Periodista. Licenciado en Seguridad Pública y Ciudadana por la Universidad Nacional del Chaco Austral (UNCAUS), ex oficial de la Policía de la Provincia de Santa Fe, dirigente gremial policial y periodista.
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