Carta Abierta a la Junta de Linchadores

LINCHADORES

Karina Gómez y Gabriel Nicolossi (foto), ambos TRABAJADORES POLICIALES sufren una persecución DESMEDIDA por parte de un sector que aplica la ley penal de AUTOR, instaurando un discurso radicalizado que pretende repudiarlos y estigmatizarlos por el mero hecho de ser tabajadores policiales.

En la causa hay siete (7) testimonios CLAVES (pescadores que estaban al lado de Ming y observaron toda la escena) que arrojan luz sobre los sucesos que precipitaron la muerte de Carlos Orellano, y los cuales DESVINCULAN TOTALMENTE A GABRIEL Y A KARINA.

Estas declaraciones estan siendo tapadas por la connivencia que tiene un letrado con cierto sector político que vitorea que se violen los conceptos mas elementales del Estado de Derecho, y que siempre actúan en este tipo de causas de manera sistemática contra trabajadores policiales.

Es hora de que los compañeros y compañeras alzen su voz y digan NUNCA MÁS a los linchamientos mediáticos, NUNCA MÁS a la estigmatización de los trabajadores policiales, y sobre todo NUNCA MÁS a las persecuciones de clase.

 

Carta abierta (Por Karina Gómez)

 

karinaKarina Gómez y Gabriel Nicolossi (foto), ambos TRABAJADORES POLICIALES

"....La continua embestida mediática, la persecución sostenida, la publicación de nuestras fotos por las redes con nombre apellido y dirección bajo el mote de ASESINOS, el encarcelamiento preventivo de mi marido, las amenazas y hostigamiento continuos por parte de personas que se presentan como "cercanos" a la familia Orellano, las promesas de "matar a nuestros hijos" y la angustia mental de esos niños, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión como mujer, madre y trabajadora.

Cerca del primer aniversario de la lamentable muerte de Carlos Orellano se ha motivado un balance de la acción en documentos y discursos, donde lo que los acusadores privados llaman "aciertos" son errores, lo que nunca reconocen como errores son hechos que destruyen su precipitada y antidemocrática forma de humillar, maltratar y criminalizar a gente INOCENTE, y lo que a la prensa SIEMPRE le omiten son hechos certeros que confirman nuestra ajenidad en los sucesos que embolvieron la muerte de Carlos Orellano.

Desde el 23 de febrero de 2020, con la complacencia de ciertos sectores que nunca nos han oido, derrocaron los acusadores particulares y "seriales" -protagonistas de esperpentos mediáticos y grotescos- mandatos tan centrales como la presunción de inocencia, la igualdad ante la ley o la protección jurídica, derechos de los que forman parte, a cuyo desprestigio contribuyen como ejecutores de su política represiva, de criminalización, estigmatización, escarnio público y linchamiento mediático.

Gracias a esa repugnante labor que llevan a cabo en esta y otras causas -en las cuáles no hay debido proceso ni sentencia judicial firme- es que al dia de hoy ni siquiera puedo salir a la calle sin temor de que alguien me trate de "asesina" incluso en presencia de mis hijos. Hago esfuerzos INNUMERABLES para llegar a fin de mes, para visitar a mi marido en una cárcel sucia e infecta en la que purga una detención ilegítima sin ningún sustento mas que la búsqueda por parte de sectores judiciales de "descomprimir" una situación en la cual se nos ha puesto no por ser responsables de delito alguno, sino por el mero hecho de ser TRABAJADORES POLICIALES.

En este sentido nuestras "supuestas conductas sospechosas" no parecen orientarse a buscar la verdad -qué fue lo que le paso a Carlos en el lugar y momento de su muerte- sino solamente a compeler la responsabilidad policial en el evento.

Llegados a este punto, siendo constitucionalmente INOCENTES, y aun habiendo sido blanco de represalias, actos vandálicos, de un linchamiento mediático y un manoseo público exagerado, comprendo que el reclamo social es entendible.

Es fácil para la sociedad creer que haya sido LA policía, pero las causas judiciales no se definen por CREENCIAS sino por PRUEBAS.

Perseguirnos o invadir nuestra vida solo porque somos policías, por nuestra condición, es aplicar el Derecho Penal de Autor.
Ser policías no nos vuelve delincuentes ni culpables.

De este modo lamentablemente se invierten valores democráticos que forman parte de los conceptos mas profundos del Estado de Derecho y se reedita una persecución de clase inaceptable en la evolución democrática de nuestro país.

Invirtiendo ese camino han restaurado los acusadores la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las políticas mas amplias de respeto por los derechos básicos del ser humano, que humillan y ultrajan al pueblo en "primeras planas" y disgregan la Nación.

Como mujer y trabajadora policial se lo que es vivir a la sombra de la humillación o el desprestigio dentro de un sistema que, en la faz interna me oprime por ser mujer, y en la faz social/externa me desprecia por ser una trabajadora policial; esta misiva es una manera de romper de una vez por todas esos estereotipos fascistas y antidemocráticos los cuales son bien conocidos y ampliamente utilizados por los acusadores.

Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de la lamentablemente muerte de Carlos Orellano he querido hacer llegar a la sociedad en plural, y a los acusadores en particular, sin esperanza de ser escuchada, con la certeza de ser perseguida, pero sabiendo que como derecho básico de expresión y difusión circulará de mano en mano, y quizá será reproducida por periodistas que busquen informar y no CONFORMAR, manteniendo vigente aquella máxima que le valió la VIDA y la MUERTE al gran Rodolfo Walsh cuando decidió mantenerse "fiel al compromiso de dar testimonio en momentos difíciles..."

 

APROPOL Noticias

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