ROSARIO SANGRA: Un joven muerto y otro herido tras un par de balaceras en una esquina

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Damián Obregón, de 28 años, recibió un tiro en la cabeza ayer a las 2.30 de ayer en Lima y Amenábar. Dos horas después fue baleado Víctor Altamirano.

 

"Este barrio está hecho pelota. Pasa gente en moto y le roba la zapatillas a pibitos que están jugando en la vereda; le roban la carteras a las viejas que hacen los mandados; es una realidad que toda esta zona está plagada de búnker de venta de droga que compiten a balazos por la clientela". La pintura contada ayer a la mañana por una vecina de Villa Banana era un calco de lo que cuenta cualquier habitante de este barrio, de Villa La Boca y Avellaneda Oeste. Relatos desgarradores tamizados por miserias humanas, desesperanzas y violencia traducidas en balaceras en medio de una superpoblación de puestos de venta de drogas.

Historias calcadas como una que ocurrió entre la noche del jueves y la madrugada del viernes, en menos de cuatro horas, cuando dos hombres fueron baleados en Lima y Amenábar. Uno, Damián Obregón, de 28 años y una pequeña hija, recibió un balazo en la cabeza y murió ayer a la tarde tras agonizar unas horas en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca). Otro, Víctor Altamirano, de la misma edad, recibió una herida de bala en su pie derecho.

Pobres y enfierrados

Villa Banana está lejos de parecer un cantón suizo. Tanto acá como en La Boca y Avellaneda Oeste los problemas se asemejan más a los existentes en los países más pobres del planeta: conexiones clandestinas de agua potable; aguas pestilentes en zanjas de desagües a cielo abierto y enjambres de cables que a los enganchados a las redes eléctricas.

Ni siquiera los momentos de calma aparente se pueden aprovechar. "Ahora estamos en la vereda, pero de pronto se escuchan tiros y entonces agarramos a los pibes y todos adentro. Porque es muy fácil quedar en el medio de un quilombo que no es para vos. Pasan los pibes en bicicleta enfierrados, atrás la policía con los móviles y se meten todos por el pasillo que da a la vía. Y de ahí se sale para cualquier lado. Es muy peligroso", advierte una doña.

Quién sabe

Vecino de Felipe Moré y Deán Funes, Damián Obregón tenía una pequeña hija que vive con su mamá en cercanías de Lima y Amenábar, a escasos cien metros de la escuela de Marcelino Champagnat, de Rueda al 4400. Vecinos del joven de 28 años contaron que era el mayor de tres hermanos y trabajaba de albañil.

"Es un buen pibe. Solidario. Siempre de acá para allá con su bicicleta. La verdad es que nadie sabe realmente qué sucedió. Anoche cuando le avisaron a los padres, parecía que no era tan grave. Pero cuando llegaron al Clemente Alvarez su estado era desesperante", comentó un hombre cuando todavía se podía hablar de Damián en tiempo presente.

"Hablamos con los familiares y nos dijeron que en el parte médico del mediodía no les dieron muchas esperanzas. A Damián le dispararon en la cabeza y en la espalda. Y al balazo en la cabeza que es muy grave se le sumó una complicación en un pulmón. Lo único bueno que contaron es que lo pudieron operar", dijo una vecina conmocionada, como todos en la cuadra.

Pasadas las 17 de ayer el joven murió y los homicidios registrados en lo que va del año subieron a 34.

Horas después

Mientras más el cronista se acercaba a Lima y Amenábar, el centro neurálgico de la violencia vivida la madrugada de ayer, los vecinos contaban la realidad de ese sector del barrio en genérico sin dar datos específicos sobre las balaceras.

El segundo incidente con heridos sucedió un par de horas después del ataque a Obregón, según indicaron algunos vecinos, ya que a otros les costaba diferenciar si habían sido una o dos balaceras. En la información suministrada por el Ministerio Público de la Acusación (MPA) se refiere una sola balacera alrededor de las 2.30 de la madrugada y en la que además de Obregón resultó herido Víctor Altamirano, también de 28 años, con un tiro en el pie derecho.

Otro elemento que aportó cierta confusión fue que Obregón y Altamirano ingresaron al Heca con dos horas de diferencia. En ese marco, según indicaron desde el MPA, la fiscal Marisol Fabbro ordenó entre otras medidas un allanamiento en una casa de Gaboto al 5000 donde fue detenido un hombre de 31 años al que se le secuestró un arma calibre 22 y que sería imputado el lunes.

Normalidades

"Acá la zona esta más pesada o más tranquila según quién esté preso y quién está libre. Balaceras hay casi todos los días, para nosotros es normal. Se habla de las que tienen muertos, heridos o de las que salen en la tele. Si no las cosas sólo pasan hasta que hay un despelote grande", sintetizó otra mujer.

"Esto no es de ahora, siempre es así. Y va a seguir así. Villa Banana no es un barrio que importe. Acá hay muchos traficantes, venden droga, mandan a matar, disparan desde lejos, asesinan a cualquiera, salen en los diarios y en los noticieros. ¿Alguien hizo algo? No. Los muertos siempre lo ponen los barrios pobres. ¿Y Banana qué es?", se preguntó un referente barrial.

Entre presos pesados y pibitos muy armados

Villa Banana fue, o sigue siendo, territorio de “La Banda de Pandu”, un oriundo del barrio Las Flores que en la cárcel comparte ranchada con Ariel “Viejo” Cantero. También de la pandilla de “Junior” Vivas, a punto de ir a juicio por narcocriminalidad. En el barrio se escuchan los apodos de “Chamí”, “Julián” y “Bigote” en la zona de la curva frente al Distrito Oeste, por 27 de Febrero.

Se habla de mucha gente que vende drogas en poco espacio. Seis puntos de venta frente al Distrito: el ya histórico quiosco de drogas de Uruguay y Felipe Moré, cerca de la placita, y al menos cuatro sobre las vías.

Un negocio regenteado por personas a quienes los vecinos temen nombrar, fortalecido por pibes que disparan como locos y tiñen de miedo los relatos y discursos. Jóvenes descontrolados en una doble vida: “soldadean” o les roban a sus vecinos. “Tienen buenas armas, pistolas 9 milímetros, silenciadores, «metras» (por las pistolas ametralladoras), armas pesadas que te pasan para el otro lado. Acá un pibito de 14 o 15 años por una bolsita con droga y unos pocos pesos te manda para el más allá”, explicó otro vecino.

Fuente: La Capital

APROPOL Noticias

 

 

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