"Franco Casco no tubo lesiones traumáticas murió ahogado"

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En la jornada 42 del debate en el que son juzgados 19 policías por los delitos de desaparición forzada, torturas y muerte del joven de Florencio Varela, se ventilaron testimonios que refuerzan la teoría de los acusados y ratifican la “inocencia” que sostienen desde el inicio de la investigación. El perito José Speranza realizó un pormenorizado análisis de los informes de autopsias, en los cuales participó. Además el ex secretario de Seguridad Gerardo Chaumont indicó que no hubo "inconductas de los policías de la séptima en el caso".


Por Alejandra Ojeda Garnero

Este jueves se desarrolló la audiencia 42 del juicio por la muerte de Franco Casco que comenzó el pasado 6 de diciembre en los Tribunales Federales de Oroño al 900. Como ocurre desde el inicio, Conclusión es el único medio presente en la sala. El tribunal, integrado por los jueces Otmar Paulucci, Ricardo Vázquez y Eugenio Martínez deberán resolver la responsabilidad de los 19 policías sentados en el banquillo de los acusados. La mayoría se encuentran detenidos desde 2017, acusados por los delitos de desaparición forzada, torturas y muerte de Franco Casco y llevan mas de cinco años en prisión preventiva. Algunos de ellos enfrentan una posible pena de prisión perpetua, aunque desde el primer día sostienen su inocencia. Mas de doscientos testigos ya desfilaron frente al tribunal, gran parte de ellos confirmando la versión de los acusados, especialmente todo lo relacionado con las pruebas científicas. Este jueves fue el turno del perito de la defensa, José Speranza, quien desplegó minuciosamente los puntos de los estudios forenses en los que demuestra que Franco Casco murió por asfixia por sumersión, es decir, ahogado, y que el cuerpo del joven no presentaba ningún signo de tortura, entre otros puntos. También explicó por qué las personas detenidas en el penal, que manifestaron haber visto a Franco Casco, no es posible debido a la distribución y ubicación de los penales y el transitorio. Por otra parte, Gerardo Chaumont, por entonces secretario de seguridad de Santa Fe, explicó cómo fueron las diligencias que realizó en la causa y las decisiones que se tomaron respecto a los policías, supuestamente involucrados en la muerte del joven, para que la justicia lleve adelante la investigación.

Franco Casco llegó a Rosario a fines de septiembre de 2014 para visitar a sus familiares en el barrio Empalme Graneros, a los pocos días de haber llegado se comunicó con sus familiares de su Florencio Varela natal porque pretendía regresar. A pesar de los mensajes de su mamá y hermana para que se quede en Rosario, el 6 de octubre a la tarde salió de la casa de su tía para tomar un tren en la Estación Rosario Norte, al que nunca subió. Nada se supo sobre su paradero hasta que su cuerpo apareció el 30 de octubre flotando en las aguas del Río Paraná.

Al comenzar la búsqueda, sus familiares fueron informados por los efectivos de la comisaría séptima, que había estado detenido en esa dependencia el 7 de octubre de 2014 desde las 13, hasta las 22 que se le otorgó la libertad por orden del fiscal Álvaro Campos, quien había sido informado sobre la detención de Franco por resistencia a la autoridad.

Un total de 19 policías se encuentran procesados y están siendo juzgados por desaparición forzada, torturas y muerte, con distintos grados de participación, por lo cual algunos de ellos enfrentan una posible pena de prisión perpetua.

Desde el inicio de la investigación los acusados sostienen su inocencia. Mientras la teoría de la fiscalía y la querella aseguran que Franco fue detenido en la estación de trenes la noche del 6 de octubre, trasladado a la comisaría séptima, torturado y arrojado al río. La misma teoría acusatoria se sostiene en la declaración de algunas personas que se encontraban detenidas en el momento de los hechos, pero de más de treinta testimonios, confusos y contradictorios, solo unos pocos manifestaron haber estado en la comisaría, séptima, la mayoría no recordaba la fecha precisa de su paso por dicha dependencia. Además, afirmaron, salvo uno, que nunca vieron a Franco Casco, sino que escucharon su nombre. También la mayoría manifestó que se enteraron por las noticias en la televisión sobre el caso.

En la audiencia de este jueves, brindó un detallado testimonio el médico legista y diplomado en criminalística y criminología, entre otros títulos el perito de la defensa, José Speranza. También es experto en Ciencias forenses e investigación criminal y docente en distintas instituciones educativas en la materia. Con una vasta experiencia, participó como integrante del equipo interdisciplinario en el caso Nisman, Santiago Maldonado, entre otros. En casos de suicidios y homicidios en Córdoba, La Plata y provincia de Buenos Aires.

Puntualmente en la causa “intervine en tres oportunidades, presenté dictámenes, el primero más completo, fue en el momento previo a la re re exhumación y en ese dictamen pericial, médico criminalístico hice varias consideraciones sobre lo que hasta ese momento se llevaba en el expediente”. Los informes se basaron en “tres ejes centrales: identificación médico legal, causa y data de muerte”.

El primer punto refiere a la “identificación médico legal y fui bastante crítico en esa instancia, por el hecho de que se hablaba de una identificación positiva del cuerpo encontrado en el río Paraná y según los cánones que se manejan en medicina legal y criminalística eso no era una identificación porque se había realizado con la identificación de tatuajes que presentaba el cuerpo a través de los familiares directos”.

Por lo tanto, el perito considera que “hay una discrepancia entre lo que es una individualización y una identificación médico legal, ya que ésta requiere de odontología forense, genética forense o algún otro cotejo, como el necropapiloscópico. Ninguno de estos tres elementos se había realizado oportunamente y los que se habían realizado arrojaron resultados no coincidentes”.

Speranza recordó que “se hizo la toma de muestra de ADN en el cadáver a través del peto esternal y comparado con la sangre que se extrajo en esa oportunidad a los padres. Pero esta muestra arrojó que no era genéticamente compatible”. En otro momento, “se extrajo sangre del hijo de Franco y se hizo una nueva comparación, inclusive con la extensión del segmento Y, del linaje paterno y tampoco coincidió”.

Por lo tanto, aseguró el perito, se avanzó en la causa presumiendo la presencia de una identidad y esto es incorrecto desde el punto de vista médico legal porque es una individualización hasta el momento en que se hizo la primera re autopsia, en la ciudad de Buenos Aires, donde se extrajeron partes del fémur y se volvió a comparar y el resultado volvió a ser negativo. Recién en la segunda re exhumación, en la que también participé, el fragmento de tibia y algunos dientes que se extrajeron confirmados por dos laboratorios uno el mismo que no había coincidido inicialmente y un laboratorio del grupo de antropología forense en la ciudad de Córdoba, aclaro estuve presente en el momento en que se abrieron las muestras y también cuando se tomaron. Fue netamente coincidente el código genético con el del cadáver hallado oportunamente en el río Paraná”.

Finalmente, “esto generó una cantidad de comentarios, pero finalmente el mismo cuerpo que se encontró en el río Paraná el 30 de octubre del año 2014 era el mismo cuerpo que fue tanatológicamente estudiado en la primera y segunda autopsias en Rosario, la tercera en la ciudad de Buenos Aires y la cuarta por el cuerpo de Antropología Forense, siempre se trató del mismo cuerpo”.

El otro eje que analizó Speranza, “es la causa de muerte. Sabemos que en medicina legal determinar la causa de muerte es sumamente importante y en este caso, en las autopsias que se hicieron en la ciudad de Rosario, tanto la primera como la segunda, concluyeron inicialmente una causa de muerte indeterminada”.

En relación a este punto tan cuestionado por la acusación, el perito explicó que “después de haber hecho la inspección macroscópica no se pudo determinar con exactitud a qué corresponde la muerte de ese individuo. Pero se extrajeron una cantidad de elementos para estudios complementarios, de anatomía patológica, por avanzado estado de putrefacción en el que se encontraba el cuerpo y estas muestras fueron inspeccionadas tiempo después en la ciudad de Buenos Aires”.

La importancia de este punto radica en que “indeterminada significa que no se puede determinar la causa, por lo tanto inferir que fue una muerte natural, accidental o violenta tampoco. Es decir, si es indeterminada no se puede definir cuál de ellas ha sido, pero durante ese período se insistió en una muerte violenta sin un causal preciso de por qué”.

Siguiendo con el mismo eje, “esto generó una serie de elucubraciones a partir de la presencia de unas cuerdas que tenía el cadáver, en el lugar de recupero de cadáveres en la zona del río Paraná cerca de Canal 5, que tenía en el brazo y muslo izquierdos. La presencia de estas sogas generó algunas teorías e hipótesis totalmente infundadas, pero que daban cuenta de la posibilidad de que el cuerpo haya estado retenido en el fondo del río Paraná”.

Respecto a eso «hice una observación, que también hicieron en su momento los peritos y que no había nada de origen traumático en el cadáver tanto en la primera como en la segunda autopsia»

Es importante destacar, «que las cuerdas en el momento del hallazgo y el análisis que se hace es que según el tipo de embarcación que la Prefectura utilizaba, se utilizan distintos tipos de sogas o nudos».

En referencia al nudo explicó que “se llama nudo gaza, se utiliza solamente para el recupero de cosas del agua, porque el lazo se cierra, por lo tanto, no es un lazo utilizado en la teoría de querer retener un cuerpo en el fondo del río”.

En las imágenes del informe, que muestran el cuerpo de Franco Casco en la explanada de Canal 5 con las cuerdas sujetando el brazo y el muslo izquierdos (que por razones obvias no se exhiben en esta nota), muestra que en el video de la necropsia que se hizo en Rosario, no hay marcas.

Al respecto el perito explicó que “de haber retenido un cuerpo en el lecho del río, con una correntada de aproximadamente tres o cuatro nudos, que es lo que tiene el río Paraná, durante más de veinte días, no hubiese dejado una marca profunda sino una impronta que hubiese llegado hasta el hueso”. Y aclaró que “lo que tiene el brazo se llama adiposía, es una transformación grasa que sufre el cuerpo en los procesos de putrefacción. Cuando hay humedad, como es el caso de haber estado el cuerpo en el río, empieza a modificarse el extracto graso y se conforma eso que parece un jabón. La importancia de esto es porque la adiposia sirve cuando se encuentra un cadáver después de mucho tiempo, porque copia todo lo que se marca sobre la piel, pese a que la piel podría ya no estar. El tejido subcutáneo copia la cuerda, algún golpe, alguna herida punzocortante. Si se observa la fotografía de la necropsia, en el brazo donde estaba la cuerda no hay ninguna impronta (marca)”, es decir que «esto fue utilizado simplemente para el recupero del cadáver desde el agua», De la misma manera, «ocurre con el muslo izquierdo, que tampoco presenta ninguna impronta (marca). La conclusión es que «solo fue una elucubración que se dijo al azar sin haber tenido los reparos médicos y criminalísticos que el caso ameritaba».

En las dos primeras imágenes donde se ven las sogas, otro punto que observó Speranza tiene que ver con el nudo y el estado de las sogas. «Una soga que está sometida al agua durante equis cantidad de días, no tiene la característica de casi nueva cómo se puede apreciar en el nudo y en la cuerda. Tanto el cabo como en los nudos, no presentaban daños supuestos por la permanencia en el agua, es decir que una observación detallada de alguien que conoce el tema hubiera podido evitar una serie de trámites que se hicieron por la simple observación de esta foto”

El juez Ricardo Vázquez quiso conocer más profundamente sobre el estado de la cuerda y le consultó si se habían realizado estudios sobre la misma, el perito respondió que «no», pero que “a simple vista se puede observar que la cuerda era nueva y no estaba dañada”.

Pero recordó que «se hicieron estudios a otras cuerdas, porque todo esto lleva a una elucubración de que en la comisaría había unas cuerdas similares a las que tenía el cuerpo. Se hicieron comparación de estas cuerdas, con las de la comisaría para ver si presentaban el mismo grosor, la misma constitución y el resultado fue que no eran las mismas».

Lo importante de esta autopsia tanto la que se hizo primero como la segunda es que “la conclusión a la que arriba, no solamente el tanatólogo que encabeza el equipo médico forense sino el resto de profesionales y testigos que se incorporaron a la segunda autopsia es que no se apreciaban lesiones traumáticas ni fracturas ante mortem”.

“Cómo mencioné se hicieron una cantidad de estudios complementarios en la ciudad de Buenos Aires, acá se obtuvieron las muestras y esas muestras viajaron a la ciudad de Buenos Aires y tienen mucha relevancia algunos de sus resultados”.

En ese sentido, “se hizo un informe radiológico realizado por la morgue judicial de Buenos Aires, un informe de plancton mineral, un informe odontológico, uno histopatológico, toxicológico de la autopsia realizada por la morgue judicial de Buenos Aires, un informe de fitoplancton en el agua, en médula ósea, un informe de la junta médica efectuado en la morgue judicial de Buenos Aires y un informe ampliatorio de histopatología, todos estos elementos fueron cuándo se hizo la primera re autopsia, la tercera re autopsia y con los estudios complementarios que en ese momento se habían sacado aquí en Rosario”, aseguró el perito.

El testigo consideró que “con respecto a lo que yo había encontrado hasta la foja 4335, la única lesión traumática que presenta el cuerpo era en el labio superior derecho, una excoriación que constata la médica de policía que examina al detenido en la comisaría, esa es la única lesión traumática que obviamente no tiene ningún compromiso de riesgo de vida”.

Al terminar esa etapa “viene la primera re exhumación en Buenos Aires, con la tercera re autopsia, y hay un informe odontológico de un profesional de Buenos Aires que hace una serie de apreciaciones de las cuales fui un poco crítico en función de que afirma que se han perdido tres piezas dentarias, que fue en vida y por acción traumática”.

Al respecto dijo que “al realizar la cuarta re exhumación, después de una autopsia en Rosario, una segunda autopsia a las 72 horas, una inhumación de varios meses, una exhumación, un proceso tanatológico y antropológico en la ciudad Buenos Aires, una nueva inhumación y esta era la cuarta vez que el cadáver era exhumado. Se observan los alvéolos dentarios que generaron también toda una idea sobre la pérdida de las piezas dentarias, ahí se puede ver en las celdas o canastillas que ocupaban los dientes que habían generado en el informe de la odontóloga la posibilidad de que la pérdida haya sido traumática”.

En las imágenes del informe “se ve que aparece el primer dato erróneo en la foto de la primera autopsia, porque solo faltan los incisivos centrales, es decir no hay tres piezas dentarias perdidas y el informe que se hace en Buenos Aires dice que las tres piezas dentarias fueron traumáticas, está cometiendo un error porque hay una que todavía está en el cráneo, es decir que no se perdieron tres se perdieron dos. La otra pieza que es el incisivo lateral del lado izquierdo fue retirado por los odontólogos de la ciudad de Rosario, la sacaron para muestra de ADN, con lo cual ya partimos de una equivocación de ese informe donde habla que las lesiones fueron premortem, es decir una lesión traumática de una lámina vestibular de un alveolo dentario, donde no hay ninguna lesión. Además dice que esta lesión era microscópica, no hace falta que aclare lo que significa microscópica significa 1000 veces la visión macroscópica”.

“¿Cómo podemos ver en un cuerpo en una foto una característica de una lesión microscópica a simple vista?”, se preguntó el experto, y la repuesta fue contundente: “Este informe estaba dotado de errores. También decía: ‘pérdida de piezas dentarias por avulsión, es decir por traumas, y espontáneas. Es un contrasentido o se pierden espontáneas o es por avulsión”.

Y abundó en sus consideraciones, porque “lo más grotesco es que dice que se perdieron tres piezas dentarias y estas fotos son de la primera autopsia y ya contaban en el poder judicial de Buenos Aires con estas fotografías y sin embargo la odontóloga dijo que las tres piezas dentarias se habían perdido en forma traumática”, cuestionó.

A partir de todas sus consideraciones, llegó a la “conclusión que el grupo de odontólogos de la ciudad de Rosario había concluido que la pérdida dentaria obedecía, de los dos incisivos centrales, no de la otra porque la otra la sacaron ellos, a la retracción de la pulpa es decir las encías y que se había perdido por el estado de putrefacción, que no había ninguna lesión traumática. Entonces sí asociamos que hasta la foja 4335 del expediente, no había lesiones objetivables más que el labio superior y que lo que el informe odontológico de Buenos Aires redacta como lesión traumática, no lo es. No tenemos ninguna lesión traumática objetivable desde el punto de vista médico legal”, aseguró.

También se hizo referencia a la presencia del fenómeno de diente rosa, “que se observa en la mayoría de los dientes de Franco Casco. En el tercer molar se ve claramente y obedece a una causa física que es un aumento de la presión intracapilar del diente. La pulpa dentaria no tiene vasos sanguíneos, tiene nervios, por lo tanto, la presión, boca abajo y en el agua, en medios húmedos facilita la filtración de hemoglobina y hace teñir el diente de este color”, explicó el especialista”.

Este fenómeno del diente rosa “no es patognomónico, es decir, no da certeza, pero es un dato relevante de una muerte en el agua”, aseguró Speranza.

El juez Vázquez profundizó sobre las microfracturas de la placa externa vestibular y le consultó al experto si las pudo constatar, la respuesta fue clave: «Es que no usé microscopio, la colega dijo que tampoco usó, entonces no pudo haber observado microfracturas. Tampoco hay macroscópicamente fracturas». «El equipo de antropología forense dijo que no hay fractura del alveolo dentario», afirmó.

El informe de la histopatóloga, Adriana D’Addario. hoy directora del instituto médico legal de Buenos Aires hace referencia al pulmón «con referencias muy claras sobre la característica estructural del pulmón. Encuentra al examen microscópico un área de sobre distensión tisular, por lo cual al sobre distenderse el tabique que separa un alvéolo de otro, por donde corre el vaso sanguíneo están adelgazados o están rotos, porque es como un globo, se hinchó y rompió lo que tenía a los costados y provocó una hemorragia intersticial y concluye que lo que se observa es un enfisema pulmonar. Este si es un signo patognomónico de una asfixia por sumersión. Esta profesional empieza a ponerle nombre y apellido a la causa de muerte indeterminada», especificó el médico.

Otro dato importante es “la Junta médica en Buenos Aires, para confirmar el primer informe, la doctora D’Addario, realiza un informe ampliatorio, que dice: «sobre distensión, ruptura y adelgazamiento de los tabiques alveolares que juntamente con la hemorragia son marcadores, a microscopio, de asfixia por sumersión».

Continua con la causa de la muerte y las tan cuestionadas diatomeas, «me refiero a esto porque se habla de diatomeas positivas o negativas y no hay un criterio claro de por qué se dice eso sin ningún rigor científico. Las diatomeas se encuentran o no, y eso depende del método y la recolección. Por ejemplo, en el momento en que se recupera un cadáver hay que recoger agua, de la superficie, de la mitad y del fondo. Esa es la que va a coincidir o no con las del cuerpo. Se le ha dado tanta trascendencia, que si las diatomeas están presentes confirma la muerte por sumersión y eso es un error, porque hay muchos falsos negativos, es decir que, aunque no estén presentes no descartan la muerte, porque todos tenemos diatomeas habituales”. Sin embargo, el médico explicó que “lo más grave es decir que en este cuerpo no había diatomeas, es una mala interpretación, porque la muestra para hacer el examen era diez veces insuficiente. Se necesitan diez gramos de tejido de la médula ósea para hacer este examen, y había 0.5 gramos. En mi caso no hubiese hecho el examen, porque no tenía lo mínimo que necesitaba. La conclusión es que se encontraron unas valvas, pero no pudieron ser comparadas con las del agua porque la cantidad era insuficiente».

Del mismo modo «ocurrió con el examen toxicológico, arrojó resultados neutros, acá si se hizo bien, la muestra de tejido, de humor vítreo, de sangre, de líquido cadavérico era insuficiente y no se hizo, porque con esa muestra no se podía dar un resultado toxicológico, es correcto». explicó.

Speranza también se refirió al estudio radiológico, «en la primera autopsia en Rosario se hizo una radiografía convencional, como se hace siempre, en la segunda se hizo Minnesota, con todas las partes presentes y se hizo un screening radiológico, el resultado fue que no hubo signos traumatológicos. En Buenos Aires convocaron a un experto en radiología y un antropólogo, ambos informes concluyen que en toda la estructura ósea del cuerpo no existe ninguna evidencia de traumatismo».

De todos modos, expresó Speranza «seguimos avanzando sin tener claro cuál es la lesión traumática, lo único que había era la excoriación en el labio, y avanza el proceso de la investigación y no aparece nada que justifique que hubo trauma. Por lo tanto, concluyo que el cuerpo no presentaba signos de violencia ni acciones traumáticas que tuvieran entidad para causar la muerte».

Pero en el informe de Buenos Aires vuelve a aparecer la causa indeterminada de muerte “y en eso disiento porque aparecen elementos, la histopatóloga en su informe y ampliación corrobora microscópicamente que había un pulmón que había sufrido los signos de la asfixia por sumersión, el diente rosa, lo cual indica asfixia por sumersión. No había signos traumatológicos, lo dicen todos los informes, los dientes no estaban vinculados a un traumatismo y de haberlo estado no significa causa de muerte. Lo más importante es que se vieron todos los órganos, el corazón, los pulmones, el hígado, el bazo, los riñones, la cavidad torácica, la cavidad abdominal, sobre todo en la primera autopsia y no había ningún elemento, ni en los órganos ni en las cavidades que haga suponer una hemorragia, una puñalada, un elemento de balística, no había ningún elemento, y si descartamos cosas, no había lesiones orgánicas, ni viscerales, no había sangre suelta en la cavidad craneal ni torácica, no había ningún daño ósea en toda la estructura del cuerpo, los dientes no tenían trauma”.

Otro punto cuestionado fue el de la data de muerte. “De acuerdo a los estudios realizados, se estableció que murió entre 16 y 20 días antes de haber sido hallado el cuerpo. Nos da una aproximación coincidente con la fecha de desaparición a la fecha que fue encontrado, y es bastante coincidente la degradación del cuerpo con la temperatura del río, por lo cual concluye que la data de muerte es de unos 20 días y permaneció todo ese tiempo en el agua”.

Otra intervención que realizó Speranza fue la pericia criminalística de la comisaría séptima, en la cual realizó un plano del edificio, con la idea de corroborar la posibilidad de ver desde los penales donde estaba detenido Franco Casco. Un testigo afirmó en su declaración que había visto a Franco Casco cuando fue ingresado al transitorio. Sin embargo, el perito pudo corroborar que “debido al sistema de rejas no es posible ver o sacar la cabeza, y observar hacia el penal transitorio”. En todos los casos “la visión es oblicua que imposibilita ver. Desde los penales solo pueden ver hacia el frente, no hacia los costados”, indicó.

Otro testigo fue el comandante Gerardo Chaumont que se desempeñaba como secretario de Seguridad en el período que trascurrieron los hechos que se investigan en este juicio. “En octubre del 2014 era secretario de Seguridad con el Dr. Lamberto que era ministro”, indicó.

“Mi función consistía en ser interlocutor directo con la policía de Santa Fe, donde se gestionaba una nueva política de seguridad”, señaló.

En octubre de 2014 “participé de la búsqueda de Franco Casco. Fue un hecho que tomo mucha notoriedad y causó conmoción social, primero la desaparición y luego la aparición en el rio del cuerpo sin vida de este joven”, expresó el ex comandante de Gendarmería.

“Tomé conocimiento del hecho y fui a la comisaria séptima porque me interesa saber que había ocurrido. Hablé con el comisario, comprobé los libros de guardia y según mi apreciación estaba todo en orden, no había motivos para sospechar alguna inconducta ni por parte del oficial ni sus subordinados. No obstante, instruí al Dr. Del Vecchio para que iniciara una investigación con Asuntos internos y por otra parte le ordené al comisario Amaya, que desafecte preventivamente de ese destino al jefe de la comisaria ya sea dándole una licencia provisoria o destinándolo a otro puesto, para poder facilitar la investigación por parte de las autoridades judiciales”, aunque aclaró que “eso no implicaba una sospecha sobre el comisario ni su personal”.

En principio “no se tomó una medida administrativa, porque no había surgido evidencia de inconducta por parte de este personal”, indicó.

“Sentí en ese momento que había una condena anticipada para este oficial y su gente sobre todo por comentarios del Dr. Ganon sin que hubiese una investigación, atacó al personal diciendo que había gatillo fácil y torturadores, etc”, comentó Chaumont.

A raíz de eso “me consultaron periodistas y dije que no pensaba que la policía de Santa Fe fuese institucionalmente torturadora ni desaparecedora de personas ni gatillo fácil. Al contrario, a ese momento estaba muy conforme con la actuación y actividad de la policía”.

“Por todo lo que dijeron los medios, hubo una condena social anticipada. Mas allá de que la actividad del fiscal, el juez federal interviniente, el jefe de la policía de Rosario, todos fueron cuestionados por el doctor Ganon, aunque a ese momento no se había podido comprobar que hubiese habido torturas, o falsificaciones de libros, como se quiso hacer entender”, expresó. “Luego tome conocimiento que hubo una pericia caligráfica en el libro de guardia que respaldaba lo que había dicho el comisario Álvarez sobre que el detenido había recuperado la libertad”.

Mas allá de eso “después me desentendí del tema porque desde un principio la orientación del ministerio fue dejar todo en manos de la justicia para que puedan investigar libremente”.

También recordó que “el Dr. Ganon mando a dos defensoras a la comisaria para averiguar lo que había sucedido y ratificaron que ni los detenidos ni los libros y ni las pruebas hacían presumir una inconducta por parte de los policías”.

Fuente: Conclusión

APROPOL Noticias

 

 

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