¿Justicia o extorsión procesal?

La prisión preventiva como castigo anticipado para dos policías que podrían ser inocentes.

Por Alberto Martinez (*)

En la Argentina de hoy, ser policía implica asumir riesgos que van mucho más allá de enfrentar al delito. Implica exponerse también a un sistema judicial que, muchas veces, confunde investigar con castigar, y termina condenando sin juicio. Los casos de Lautaro Álvarez y Ezequiel Puntano, dos jóvenes policías santafesinos detenidos hace casi un año por una acusación que, según sus familias, no tiene sustento, son una muestra preocupante de esa deriva.

Ambos fueron privados de su libertad en marzo de 2024, tras una denuncia por un presunto abuso. Desde entonces, y pese a que las pruebas forenses y psicológicas los habrían favorecido (ADN negativo, Cámara Gesell sin indicios), permanecen presos. Una nueva audiencia fue fijada para el 20 de mayo de 2025, luego de siete meses de espera, lo que deja en evidencia la lentitud —y, quizás, la insensibilidad— del proceso judicial.

¿Para qué sirve entonces la prisión preventiva?

La ley la concibió como una herramienta excepcional: sólo debe aplicarse cuando hay riesgo de fuga o de entorpecer la investigación. No es una pena anticipada. No puede usarse como forma de presión ni mucho menos como vía para forzar a un acusado a aceptar un juicio abreviado con tal de recuperar la libertad.

Pero en la práctica, pareciera que a muchos trabajadores policiales se los empuja a declararse culpables solo para salir del infierno procesal.

¿Los están dejando en prisión preventiva para que se hagan cargo en un juicio abreviado de un crimen que no cometieron y así recuperar su libertad?
Esa pregunta, dolorosa y brutal, se la hacen hoy las familias, los compañeros y cada vez más ciudadanos que empiezan a desconfiar de un sistema que castiga más al uniforme que al delito.

El doble estándar

Mientras vemos delincuentes con condenas firmes caminar por las calles, a estos dos trabajadores públicos se los mantiene encerrados como si la verdad les diera miedo. ¿Qué peligro representan Lautaro y Ezequiel, más que el de poner en evidencia las falencias de un sistema que ya no distingue entre justicia y revancha?

Lautaro eligió ser policía por vocación. Ezequiel cumplió su deber con responsabilidad. ¿Cuál es el mensaje que estamos dando a quienes hoy integran nuestras fuerzas? ¿Qué se premia, y qué se castiga?

Un llamado a la sensatez

No pedimos impunidad. Pedimos justicia. Justicia con rostro humano. Justicia que investigue, sí, pero que también respete el principio de inocencia, que no convierta la prisión preventiva en un método de desgaste ni en una trampa procesal.

Levantamos la voz por Lautaro, por Ezequiel y por todos los que podrían ser ellos mañana. Porque proteger al que protege es también cuidar la seguridad de todos.

(*) Licenciado en Seguridad Pública y Ciudadana por la Universidad Nacional del Chaco Austral (UNCAUS), ex oficial de la Policía de la Provincia de Santa Fe, dirigente gremial policial y periodista.

APROPOL Noticias



APROPOL, Frecuencia Azul, prisión preventiva policía, juicio abreviado, causas armadas, derechos humanos policías, Lautaro Álvarez, Ezequiel Puntano, justicia lenta, inocentes presos.

#APROPOL #FASIPP #FRECUENCIAZUL #JusticiaParaLautaroYEzequiel #PrisiónPreventivaNoEsCondena #JuicioAbreviadoNoEsJusticia #CausaArmada
#DerechosPoliciales #NoALaExtorsiónJudicial #SeguridadConJusticia

Déjanos tu comentario