Trabajemos juntos en la prevención del suicidio

Hablemos claro, pongamos las palabras donde deben estar: el suicidio existe, el sufrimiento existe, y el Estado tiene la responsabilidad de garantizar al menos una primera asistencia. Si esto fuera una realidad, quizás trataríamos de otra manera a la salud mental, esa salud invisible que también necesita cuidados.

Por Mercedes Iñiguez (*)

Es hora de desterrar prejuicios. Como colegas, debemos estar atentos a las señales de alerta y ser profundamente respetuosos del espacio del otro. No somos responsables de la salud del otro, pero sí podemos colaborar, acompañar, y estar presentes.

La prevención del suicidio y la postvención tras un hecho de esta magnitud no pueden quedar libradas al azar o al esfuerzo individual. Es nuestra institución la que debe hacerse cargo, generando políticas claras y humanas.

La persona suicida no desea la muerte en sí, sino que quiere poner fin a un sufrimiento insoportable. No es lo último que pasó lo que provoca el desenlace, sino una acumulación de dolor que no encuentra salida. Y aunque duele, no es contagioso ni tabú: es humano.

Suicidio en las fuerzas de seguridad: una realidad que no podemos seguir ignorando

Las cifras son alarmantes:

Según la Asociación Internacional de Jefes de Policía, los miembros de las fuerzas de seguridad presentan una tasa de suicidios más alta que la población general.

En Argentina, un estudio de la Universidad Nacional de Rosario reveló que la tasa de suicidios en policías es tres veces mayor que en la población general.

Causas frecuentes:

1. Estrés laboral crónico

2. Exposición continua a violencia y muerte

3. Alta presión y responsabilidad en el rol

4. Problemas de salud mental no atendidos

5. Barreras de acceso al acompañamiento psicológico

Líneas de prevención y apoyo posibles:

  • Programas específicos de prevención del suicidio dentro de las fuerzas.
  • Capacitación en manejo del estrés y contención emocional.
  • Acceso garantizado a atención en salud mental.
  • Promoción del compañerismo y la comunicación abierta

Los desafíos a enfrentar:

  • El estigma que pesa sobre quienes piden ayuda.
  • La falta de recursos específicos y accesibles.
  • La urgencia de implementar políticas reales y comprometidas.

Hablar salva. Escuchar también. Cuidarnos entre todos es parte de lo que nos mantiene vivos. La salud mental no puede seguir siendo la última prioridad.

Trabajemos juntos. Por una institución más humana. Por una vida que valga ser vivida.

(*) «Mecha» es personal policial de Santa Fe en actividad

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