
Sobre el autor. Kevin David Oficialdegui es hermano de Cristian Ariel Oficialdegui, oficial de policía recientemente fallecido en un trágico episodio que conmovió a la fuerza y a su entorno. En esta carta abierta, Kevin evoca su memoria con dolor y amor, compartiendo una historia que no entró en los titulares, pero que merece ser escuchada. Escribe desde el corazón de una familia que lo sostuvo hasta el final, y que hoy exige verdad, respeto y humanidad.
Una Cabeza Enferma
Por Kevin David Oficialdegui (*)
Cuando la cabeza se enferma
Las enfermedades mentales son la causa de todo el desequilibro que tiene una persona, cuando la cabeza no está en sintonía con la realidad, las persona que lo sufre busca cualquier cosa para volver a ser uno mismo o al menos, para que el pensamiento valore la continuidad de nuestros principios. Es una pelea continua, diaria, en el cual escapar es la opción más fácil. Cuando eso pasa, las drogas son un inhibidor de esos pensamientos que tan mal les hace. Una salida o un escape para algunas personas, pero lo que ellos no saben, es que lo único que están haciendo con eso, es todo lo contrario. Se meten en una cárcel adictiva que al principio se piensan que lo tienen controlado, porque ya no sienten el dolor, pero tampoco sienten que son adictos… Adictos a no sentir dolor, a no afrontar la realidad en la que están. A veces el escape que se elije es la condena a la que procede.
Empezando con esto voy a contar la historia de mi hermano (Cristian Ariel Oficialdegui). Padre de 3 hermosas hijas, hermano, hijo, primo, amigo y una gran persona con la que podías contar siempre que necesitabas algo.
La historia de caída en picada de Cristian comienza a partir de su separación de una relación muy larga con la madre de sus hijas. El nunca pudo afrontar esa separación, nunca supo cómo controlar el dolor y los principios que un padre siempre le inculcó, un pensamiento chapado a la antigua que una vez que te casaste, era un para siempre. El sufrió mucho, la contención que tuvo de parte de su familia siempre fue continua, nunca lo dejábamos solo, pero el siempre miro para adelante por sus hijas, por su familia, pero cuando estaba sólo. El sólo se tenía que pelear con su cabeza, el sólo tenía esa lucha interna y como casi cualquier persona trataba de callar esos pensamientos que iban directamente a su corazón.
Como cualquier ser humano, trata de distraerse, salir con amigos, hacer nuevas amistades. Pero no siempre son amigos los que te encontrás en tu camino, cualquier decisión en la vida de uno mismo puede generar un efecto mariposa incontrolable dentro de la cabeza de una persona. El pensar que probar y experimentar cosas, probar drogas, para dejar de pensar y aventurarte a algo que empieza como una gracia con amigos. Hasta que ya no, hasta que te das cuenta de que la gracia empezó a ser una tortura, una dependencia emocional y una salida de las voces que lo enfermaban. En ese momento, es el quiebre de mi querido Cristian, ahí empezó la bola de nieve con la que luchó hasta su ultimo día.
Al sentir esta presión emocional, volvió la dependencia, al volver la dependencia vino la frustración, al llegar la frustración llegó depresión y al llegar la depresión busco nuevamente un escape. El terminar con su vida era una salida cada vez más grande, pero siempre pensaba en sus hijas y en su familia. Jamás pensaba en él, sólo le importaba los demás, era una persona con un corazón tan grande que no le entraba en el pecho, daba sin recibir nada a cambio. Nunca espero nada de nadie solamente verlos feliz antes que a el mismo. Pero cuando la cabeza estaba enferma, no hay felicidad que baste para contener su propia frustración y su deseo que de no sufrir más. Busco ayuda, entre el trabajo y la familia. Empezó a ir al psicólogo por sus episodios de querer quitarse la vida, en su trabajo presentó los papeles de que no estaba pasando un bueno momento y lo único que recibió a cambio es sacarle el arma, una palmadita en la espalda y preséntate con la psiquiatra para que siga esa maldita carpeta medica que solamente lo dejaba con más tiempo para él sólo. Para que su cabeza enferma siga deteriorándose y carcomiendo cada una de sus neuronas, en vez de acompañarlo y apoyarlo con especialistas para que no sufra o sufra lo mínimo posible.
A través del tiempo con mucho apoyo de toda su familia y amigos fue levantándose de a poco, medicado, contenido, con altos y bajos, pero siempre sostenido de la gente que lo amaba con todo su corazón. Pero la soledad para el era una tortura, aunque tenga todo, atrás de su sonrisa y su carisma había una lucha que todos tenemos. Pero cuando ya estás enfermo, se siente muchísimo más.
El a través del tiempo tuvo 2 parejas, la primera lo apoyó en todo momento, sabía todos los problemas que tenía y ella lo apoyó igual. No eran la pareja perfecta vivían discutiendo por cosas de pareja, pero si había ese cariño y esa comprensión en todo momento de la situación que el estaba pasando, lo ayudo mucho, lo apoyo en todo momento con sus altibajos y sus problemas con las drogas. Hasta el día de hoy, aunque hayan tenido sus diferencias ella siempre trató de ayudarlo cada vez que hablaban. Fue una separación sana, porque como dije anteriormente el era un tipo que daba y daba sin esperar nada del otro. Su dolor siguió como cualquier cosa que termina. Volvió a recaer porque era tanta la soledad que le carcomía la cabeza que no lo soportaba, aunque tenga su familia y sus amigos, el sentía que había fallado de nuevo, se sentía sólo cuando iba a dormir, cuando se levantaba por las mañanas, etc. Quería sacarse ese dolor del pecho y la única salida rápida que veía era la misma que lo llamaba todo el tiempo, esa que la abstinencia no lo dejaba controlar.
Cada vez era más fuerte y cada vez más cantidad, ocultarlo ya era inevitable. Poco a poco iba desapareciendo ese Cristian que habíamos conocido, aunque su esencia seguía presente, su pelea con el mismo era totalmente inevitable, no había consuelo y ni nada que lo hiciera entrar en razón. Eso te come, te vuelve esclavo de tus propios pensamientos y más sumándole que su cabeza estaba enferma por todo lo anterior nombrado.
Hasta que llegó su última pareja, con la que pasó todo lo que pudieron leer en los medios de comunicación, “policía intentó secuestrar a su ex pareja”, “con una pistola en cada mano un policía quiso secuestrar a su ex pareja” y todas esas zarandeadas de violencia de género que están de moda ahora para agarrar al público.
Yo les voy a contar la verdadera historia detrás de todo lo que paso, sabiendo el trasfondo de todo lo que le venía pasando.
Cristian Oficialdegui, jamás en su vida le tocó un pelo, por eso nunca tuvo una denuncia de violencia de género, mi hermano no era una persona agresiva. Jamás lo fue, por eso tanta gente lo quería y en las fuerzas de seguridad era respetado porque, aunque haya tenido errores, él era buena persona. A raíz de lo comentado, prosigamos con la historia.
Ella tenía 3 hijos los cuales 2 eran menores y vivían con él, mi hermano le dio un techo sacándola de todos los problemas familiares que estaba teniendo en la casa que no van al caso. Como dije anteriormente el daba y daba sin recibir nada a cambio, no ponía un peso en el alquiler, no ponía un peso en la comida, no solamente porque no tenía, sino porque el la acepto tal y como estaba. Nunca le importó la plata, pero si su compañía, se enamoró tan profundamente de ella que su rotura desencadenó su frustración y el dolor. Mi hermano era de esas personas que siempre llegaban al fondo de todo lo que pasaba, olía las mentiras y hasta no saber la verdad no paraba. Entre engaños y mentiras, se encontró la situación que lo engañaba, que ella lo traicionaba. Ahí se dignó a tomar sus cosas y decirle que se vaya, como cualquier persona normal haría. Pero no todo termino ahí, cuando se fue sintió culpa, sintió esa soledad de nuevo después de 2 años de relación y perdió su dignidad para que ella lo perdone, (que locura rogar por algo que te engaño, que te mintió en la cara y aun así sentirte culpable por quererla sacar de tu vida). A partir de eso, mi hermano se quebró…
Luego de eso entre la droga, el alcohol, el despecho, la depresión, otra vez sentirse sólo, el nulo apoyo y seguimiento de las “carpetas médicas” para ver, aunque sea una mejora. Cayo en un pozo, perdido desaparecía días enteros sin poder comunicarnos se gastaba todo lo que tenía en drogas, hasta que un día nos llamó llorando pidiendo ayuda. La primera vez en la vida de mi hermano que él se dignaba en pedir ayuda, era una persona orgullosa que pensaba que pedir ayuda era muestra de debilidad, que él podía sólo con todo. Pero no, siempre lo quisimos ayudar, pero nunca nos dejaba, el apoyo emocional se lo dábamos… Estábamos continuamente hablándole, llamadas a las 3 o 4 de la mañana diciéndonos “hola gordo, podemos hablar un ratito que me siento mal”. Obvio que como vas a decirle que no, me partía cada parte de mi corazón escucharlo así, lo invitaba a dormir a casa, a comer, siempre que venía, aunque sea le daba algo para que coma, ¿cómo luchó con su vida si apenas puedo controlar la mía? Siempre estuvimos en todo lo que pudimos, todos y cada uno de nosotros tenemos una anécdota parecida.
Al tiempo de que pudiéramos guiarlo, estuvo un mes y medio limpio, ese tiempo que nos llenó de calma en el cual todos los días nos contaba y nos decía “Gordo hace x cantidad de días que no consumo” todas las semanas una cierta cantidad de días distintos. Estábamos orgulloso de él, porque veníamos esa predisposición de él que nunca habíamos visto anteriormente. Al tiempo nos contó que la chica esta le había mandado un mensaje para verse, porque lo extrañaba. El me contaba todo, yo le dije que sí a él le hacía bien, que este. Pero maldigo el día en el que le dije eso, lo uso, lo trataba como novio un par de días y después se iba, cuando él la buscaba ella lo bloqueaba y era un tire y afloje emocional lleno de peleas nuevamente porque, emocionalmente y mentalmente lo estaba destruyendo de nuevo. Era como darle una cosa a un nene y sacárselo sin motivo alguno, le daba amor y se lo sacaba como si el fuera una basura. Tenía un corazón muy grande para semejante relación de mierda y ahí decayó de nuevo. De nuevo el dolor que no había sentido en 1 mes y medio lo volvió a tirar. Se volvió obsesivo por una muestra de afecto, mandaba mensajes pidiéndole el por favor porque le hacía lo que le hacía.
Después de días tratándose de comunicarse con ella el se dio cuenta que estaba con otra persona, un gendarme.
En cual, los últimos días de vida de mi hermano le mandaba mensajes amenazándolo, mandándole fotos desnudas de ella mostrándole que estaba con el y que si el se acercaba lo iba a matar. Mi hermano, lleno de ira, dolor, quebrado de mente y alma por la situación en la que ella lo dejo. En el maltrato psicológico que el tipo le hizo solamente para marcar territorio porque era un gendarme, amenazándolo y exponiendo su intimidad para quebrarlo. Lo encontró. Se drogo a tal punto que su cabeza no razonaba, no era el, se puso el chaleco para enfrentarse con el tipo y llevo las 2 armas que tenía hace años guardada, llegó a la casa de ella y él quería que lo lleve a donde estaba el tipo que lo amenazó de muerte. No quería nada más, él no quería matarla, no quería lastimarla. Pero era tanto la bronca que se llevó con ese gendarme y tanta la droga en sangre y era incontrolable la rabia que tenía. Yendo para la agrupación XV de gendarmería ella sale del auto y se vuelve a la casa. En todo este ínterin, el hijo mayor de ella, llama a la actual pareja de ella, el cual le mandaba los mensajes a él.
A lo siguiente llega al lugar con un compañero y tienen una discusión bastante fuerte en el cual mi hermano le tira un disparo al pie, sin intención de matarlo, pero su compañero reacciono y le proporciono 2 disparos en la cabeza.
Esta es la verdad, esta es la verdad de todo lo que paso. Desde el principio hasta el fin. Obviamente esto es un asesinato relacionado por el vínculo, no queremos que esto quede acá. No justifico la impulsividad de mi hermano bajo los efectos de las drogas, pero esto fue totalmente premeditado, con amenazas y sabían que esto podía llegar a pasar.
El gendarme conocía a mi hermano, pero mi hermano no sabemos si a él…
Ahora se entiende porque no mato a absolutamente nadie, ahora se entiende porque le disparo a un gendarme, porque tenía el chaleco de la policía, ahora cierra el círculo realizado por algunos medios de comunicaciones que solamente hacen películas al respecto de las situaciones. Buscan nota, llamar a atención y lo único que hacen es dejar mal parado a una persona con la que tenía la cabeza enferma y muchos problemas psicológicos.
A mi hermano la droga lo venia matando poco a poco. Pero este final no se lo merecía nadie, el no era un delincuente ni un pistolero a sueldo. El era una persona con problemas mentales, de los cuales los que se tenían que hacer cargo era el ministerio o lo que sea que maneja a la policía con problemas mentales. Dando días de licencia a diestra y siniestra sin saber el estado de la persona afectada sea por una enfermedad viral tanto mental.
No me quiero imaginar la cantidad de personas en la misma situación de mi hermano, pero si sirve para alguien que este pasando por la misma situación. No lo dejen sólo, se que es una pelea que sólo el tiene que resolver pero también necesita el apoyo de la familia. Porque si no la hubiera tenido, mi hermano hubiera sido un abandonado más por este sistema policial.
(*) Hermano de Cristian Ariel Oficialdegui.
APROPOL, agradece los conceptos vertidos por la familia del camarada y la confianza de dar a conocer su primer versión de los hechos en momentos muy duros para todos pero especialmente para ellos.
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