
En la apertura del “Segundo Congreso de Santa Fe en Movimiento”, el ministro de Educación José Goity fue abucheado por parte del auditorio docente. Lejos de enfriar el clima, bajó del escenario y encaró a un asistente que le reprochaba la pérdida salarial. ¿EFECTO POSTELECTORAL?
Por Rubén Pombo
El gesto del ministro —ir directo hacia el crítico— terminó de encender un recinto ya sensible por la discusión paritaria. Hubo cruces verbales, celulares grabando y caras largas entre los organizadores.
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Ante la prensa, Goity afirmó que “se va a reconocer el descalce salarial” y habló de “compensar” antes de fin de año, pero sin porcentaje, sin cronograma y sin cláusula de actualización. En lenguaje de bolsillo: todavía no hay datos.
Fechas, montos y mesa técnica con actas públicas. La repetición de slogans sin papeles firmados agranda la distancia entre discurso y billetera.
El oficialismo endurece tono y gestualidad; sus funcionarios lo replican. En educación, ese registro choca con salarios deteriorados y gremios que demandan previsibilidad, no chicanas.
No confrontar con el auditorio. La autoridad administra conflictos: si baja a buscar al disidente, muestra impulso antes que respuesta. Menos “sacaditos” y más planillas.
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